Aprender de ex-extremistas

 header2-wpLynn Davies

Conocí a estas otras personas, musulmanes, y por algún motivo vieron algo en mí que yo no veía. Básicamente creyeron en mí y me dijeron: “puedes hacer más con tu vida”.

Entrevistar a ex-extremistas (de extrema derecha e islamistas) sobre los motivos que los llevaron a unirse a y dejar atrás el extremismo reveló una serie compleja de motivaciones. Nuestra investigación en ConnectJustice, llamada “Formers and Families” (“Los Ex y las Familias”), fue parte de un estudio más general financiado por la Unión Europea que se hizo con los Países Bajos y Dinamarca. Su objeto fue explorar el papel de las familias tanto en la radicalización como en su abandono. Aunque el énfasis fue la familia, nuestra investigación en el Reino Unido encontró que los antecedentes familiares no eran un “factor” convincente de motivación. Varios extremistas de nuestra muestra dijeron que venían de hogares donde había amor y atención. Como es el caso de muchos de los combatientes que están yendo a Siria, los padres de familia a menudo no estaban conscientes del viaje hacia el extremismo violento que estaban realizando sus hijos. No había un camino único, linear, evidente de entrada y salida. El proceso de radicalización era una mezcla de toda una serie de factores y motivaciones. Ya sea de extrema derecha o islamista, existe un sentimiento de misión y propósito en la vida, un deseo de identidad como salvador; ya sea del mundo o de la comunidad local.

Junto a esta necesidad de estatus hay una búsqueda de emoción y aventura. Algunos vivieron un proceso de normalización de la violencia con pandillas antes de legitimarla con la deshumanización de ciertos grupos étnicos o religiosos. Para algunos fue una auto-iniciación, pero la mayoría fueron víctimas de un hábil “acicalamiento” (grooming) por “influenciadores”.

paris-eiffelDe igual manera, la de-radicalización fue una mezcla de ser más maduros, por ejemplo al volverse padres de familia y no querer que sus hijos siguieran este camino; de sentirse cada vez más incómodos al ver el nivel, el tipo y los objetos de la violencia; de enojo por ser manipulados o traicionados por los grupos que los reclutaron; y de diferentes formas de estudio privado que hicieron que empezaran a cuestionar el proceso.

Si no lo hubiera investigado, hubiera sido un miembro ávido del BNP [el partido nacionalista británico]; si no hubiera tenido la inteligencia para pensar, ‘esto no esta bien’… 

En términos generales, hay un proceso de “toma de perspectiva”, una comprensión súbita al interior de uno mismo de ser actor en relación con otros:

Me di cuenta que odiaba a una bola de gente que era como yo.

Al analizar los antecedentes, encontramos que ni la escuela ni la participación en la iglesia/mezquita servían como protección contra la conversión al extremismo. El sufrir el racismo o la violencia en la escuela no ayudaba, pero no todos aquellos que sufren de abusos adoptan la violencia. Es interesante que varias personas de nuestra muestra dijeron que les hubiera gustado abordar este tema en la escuela, ya que podría haber contribuido a cambiar su camino.

De nuestra investigación, que se sigue llevando a cabo, hay sobre todo cinco cosas que cabe resaltar de un punto de vista educativo:

  • No se puede establecer una lista de “señales de radicalización” para los maestros y administradores que sea de verdadera utilidad.
  • Sin embargo el extremismo se debe abordar en la escuela, a través de espacios seguros para debatir temas controversiales y expresar ideas divergentes o incómodas (así como espacios seguros para dialogar con la comunidad, la iglesia/mezquita, la policía y al interior de la familia).
  • Hay que luchar continuamente contra versiones simplistas, “negro y blanco” de la realidad social o política y contra nociones binarias de la gente. Una educación matizada y crítica de la ciudadanía o la historia puede ofrecer una plataforma para abordar este tipo de complejidad.
  • El cambio político normal es demasiado lento para algunos jóvenes: los ex-extremistas recomendaron desarrollar oportunidades y formar capacidades para que los estudiantes creen el cambio y adopten causas de manera no violenta.
  • La capacidad de analizar los medios de comunicación de manera crítica le permitirá a los estudiantes analizar como se comunican los mensajes y si existe evidencia para sustanciar las afirmaciones que hacen.

Los analistas de los viajes hacia la radicalización generalmente hablan de factores de impulsión y atracción. Los factores de impulsión incluyen la pobreza y la exclusión, un sentimiento de injusticia y de humillación –real o imaginada–, así como el aburrimiento y la falta de voz. Los factores de atracción incluyen el atractivo ideológico de la misión, el sentimiento de comunidad y familia, un reclutador carismático que se interesa en alguien, y el encanto de la aventura o del romance.

La educación por sí sola no puede abordar todos estos factores de impulsión y atracción al extremismo; pero en todo caso no será dañina, y en el mejor de los casos puede ofrecer cierta resiliencia. El simple hecho de creer en los jóvenes, de darles dignidad y un sentimiento de importancia, y de crear oportunidades para dialogar de manera abierta y segura sobre temas políticos controversiales, es un primer paso.

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