Se ha reducido la ayuda a la educación

En el marco de la Semana de Acción Mundial de la CME, Financiar el Futuro, hemos publicado las cifras más recientes sobre la educación; estas indican que la financiación cayó 4% entre el 2013 y el 2014. El porcentaje asignado a la educación de la ayuda total también cayó, del 9.5% al 8.2%, lo cual indica que el sector está siendo relegado aún más dentro de la lista de prioridades de los donantes.

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La ayuda para la educación básica, que apoya la educación pre-primaria y primaria, así como las habilidades para la vida básicas, ha caído 5% desde el 2013, una reducción aún más marcada que aquella observada para la educación en general. Y esto mientras que el número de niños fuera de la educación primaria está creciendo según el Instituto de Estadística de la UNESCO.

2Según cálculos previos del Informe GEM, se debe multiplicar por al menos seis la ayuda para la educación para colmar la brecha anual de financiación de 39,000 millones de dólares para ofrecer 12 años de educación de calidad para todos. Sin embargo, el análisis más reciente indica que, en vez de incrementar, el nivel de ayuda para el sector es 8% más bajo que en el 2010. Esta situación complicará significativamente el progreso de la educación, o lo hará imposible, para muchos países que todavía dependen del apoyo financiero de los donantes.

De hecho, los países que más necesitan la ayuda son los que menos la reciben. Se está asignando un menor porcentaje de la ayuda a la educación básica en países de bajos ingresos, donde más se necesita el apoyo, cayendo por una sexta parte de los niveles de 2002-3.

3El porcentaje que recibe África subsahariana de la ayuda total para la educación básica ha caído del 49% en el 2002/03 al 28% en el 2014, a pesar de que en la región hay más de la mitad de los niños que están fuera de la escuela.

Entre el 2013 y el 2014, cuatro donantes, Francia, Japón, los Países Bajos y España, redujeron la ayuda a la educación básica por un 40%, o más. El Reino Unido redujo la ayuda para la educación básica por un 21%, o casi dos veces la tasa de reducción de la ayuda global para la educación, y ha dejado de ser el mayor donante bilateral. Dicha posición ha sido adoptada por los Estados Unidos, que incrementó la ayuda para la educación básica por 164 millones de dólares, o un 23%.

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La ayuda por niño tampoco se está asignando acorde a la necesidad. Por ejemplo, el niño promedio en Mongolia recibe 45 dólares aunque la taza de finalización de la primaria fue de 97% en el 2010. Chad, por otra parte, donde la taza de finalización de la primaria fue de 28% en el 2010, recibió, en el 2014, 3 dólares por niño en edad de cursar la escuela primaria.

Estas cifras son preocupantes.

Gobiernos de todo el mundo se comprometieron recientemente a una ambiciosa y prometedora visión de la educación y el aprendizaje a lo largo de la vida durante los próximos quince años; saben que esta agenda es crucial para la consecución de objetivos aún más ambiciosos para el desarrollo sostenible de aquí al 2030. Las palabras no bastan. Es imposible que se alcancen estas metas si no hay la financiación que se necesita para llevar a cabo el trabajo.

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