La violencia homofóbica y transfóbica en la educación: un problema mundial

Christophe Cornu, Coordinador de Proyectos Sénior de la UNESCO

pic1Se supone que las escuelas y otros entornos educativos son lugares seguros donde niños y jóvenes pueden aprender sin amenazas ni violencia. Pero datos de 106 países recopilados a través de la Encuesta Mundial de Salud a Escolares y la encuesta internacional sobre las Conductas de Salud de los Niños en Edad de ir a la Escuela muestran que entre el 7% y el 74% de los estudiantes entre los 13 y 15 años han sufrido recientemente del acoso (“bullying”) en o cerca de la escuela.

Lo que resulta particularmente preocupante son las tazas de violencia dirigida contra estudiantes que son, o que se piensa que son, lesbianas, gay, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI), y otros que no entran dentro de normas binarias de género, como niños que se consideran afeminados o niñas que se consideran masculinas.

Mientras que se carece de datos exhaustivos y comparables sobre la violencia basada en la orientación sexual y en la expresión/identidad de género en las escuelas, todos los datos analizados por el informe mundial de la UNESCO sobre el fenómeno sistemáticamente indicaron tasas elevadas de violencia contra de los estudiantes LGBT*.

La violencia basada en la orientación sexual y en la identidad de género, que es una forma de violencia basada en el género, puede ser física, sexual y psicológica; y también incluye el acoso cuando es repetido, deliberado e involucra un desequilibrio de poder. Como otras formas de violencia relacionadas con la escuela, se puede dar en los salones, los patios, los baños, los vestuarios, en el camino a y de la escuela, y en línea. A veces se refiere a ella como “violencia homofóbica y transfóbica”.

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El informe Out In The Open (“A la intemperie”) recopilado por la UNESCO y lanzado en el marco de la Reunión Ministerial Internacional que se llevó a cabo en la UNESCO, en Paris, el 17 y 18 de mayo –Respuestas del sector de educación a la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de género– revela que los estudiantes LGBT* declaran sufrir de la violencia más frecuentemente que sus pares que no son LGBT*. En Nueva Zelanda, por ejemplo, era tres veces más probable que estudiantes lesbianas, gay y bisexuales sufrieran de acoso que sus pares heterosexuales; y en Noruega, entre el 15% y el 48% de los y las estudiantes lesbianas, gay y bisexuales declaraban sufrir de acoso, comparado con el 7% de los estudiantes heterosexuales.

La investigación

Según las investigaciones analizadas en el marco del informe Out In The Open, 61% de los estudiantes LGBT* en Australia y el 85% de los estudiantes LGBT* en los Estados Unidos denunciaron incidentes de violencia homofóbica o transfóbica en el transcurso de su educación.

Los estudiantes que no son LGBT* pero tampoco conforman con las normas de género también son víctimas. En Tailandia, 24% de los estudiantes heterosexuales fueron víctimas de violencia porque su expresión de género se veía como no-conforme y, en Canadá, 33% de los estudiantes masculinos fueron víctimas de violencia relacionada con su orientación sexual –real o percibida–, incluyendo aquellos que no se identificaban como gay o bisexuales.

La violencia homofóbica y transfóbica en entornos educativos repercute significativamente en la educación de los estudiantes y en sus perspectivas laborales. Las víctimas  a menudo se sienten inseguras en la escuela, evitan actividades escolares, faltan a clases o abandonan la escuela completamente. Un estudiante gay de México dijo que sus maestros declararon a sus papas que tenía “problemas” porque se sospechaba que era gay, mientras que un estudiante de Namibia abandono la escuela a raíz del acoso: “abandone la escuela este año; estaban en octavo; le dije a mi mamá que solo me quería ir de ahí”.

En Argentina, el 45% de los estudiantes transexuales abandonaron la escuela, ya sea a raíz del acoso transexual por sus pares o de ser excluidos de la escuela por las autoridades; en Inglaterra, el 37% de los jóvenes LGBT* entre los 16 y los 25 años declararon que el tiempo que pasaron en la escuela fue afectado por la discriminación.

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Como se refleja en el tema del Día Internacional Contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia de este año, el 17 de mayo, –La salud mental y el bienestar– las víctimas de esta violencia corren un mayor riesgo de ansiedad, depresión, autolesión e inclusive de suicidio.

Una joven lesbiana de China dijo que empezó a pensar en el suicidio cuando un antiguo compañero de clase empezó a fabricar rumores. “Una vez intenté brincar de un edificio para suicidarme pero hubo gente que me lo impidió”, dijo. “Estaba muy deprimida y empecé a cortarme los dedos con un cuchillo. Sentí que todo el mundo estaba en mi contra y que nadie me quería ayudar”.

Uno de cada cuatro estudiantes LGBT* en México ha pensado en el suicidio a raíz del acoso en la escuela y casi el 7% de los estudiantes en Tailandia que son, o se piensa son, LGBT* intentaron suicidarse al año pasado. En Bélgica, los Países Bajos, Polonia y los Estados Unidos, es entre dos y cinco veces más probable que los estudiantes LGBT* piensen en o intenten el suicidio que sus pares heterosexuales.

Recomendaciones

pic4El proveer entornos de aprendizaje seguros que permitan a todo los niños y jóvenes acceder a una educación es una responsabilidad del sector de educación. Se hizo una promesa en el 2015, durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas; los líderes mundiales acordaron brindar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos, y garantizar vidas sanas así como promover el bienestar para todos de aquí al 2030.

Ningún país cumplirá con este compromiso, sin embargo, mientras que los estudiantes sufran de discriminación o violencia en relación con su orientación sexual e identidad/expresión de género, ya se real o percibida.

El sector de educación debe contribuir a prevenir y responder a la violencia. Para ello se necesita un enfoque integral, basado en políticas eficaces, currículos y materiales de formación relevantes, formación y acompañamiento para el personal, y apoyo para estudiantes, familias y comunidades.

El informe Out In The Open de la UNESCO hace las siguientes recomendaciones para los sectores de educación:

  1. Garantizar un seguimiento sistemático de la prevalencia de la violencia en entornos educativos, incluyendo la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de género.
  1. Establecer políticas nacionales y escolares integrales para prevenir y abordar la violencia en entornos educativos, incluyendo la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de género.
  1. Garantizar que los currículos y materiales de aprendizaje sean inclusivos.
  1. Ofrecer formaciones y apoyo para los docentes y otros miembros del personal educativo y escolar para prevenir y abordar la violencia en los entornos educativos, incluyendo la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de género.
  1. Garantizar entornos escolares seguros que sean inclusivos y den apoyo a los estudiantes que sufren la violencia, incluyendo la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de género, y a sus familias.
  1. Proveer información sin prejuicios y precisa sobre la orientación sexual y la identidad/expresión de género a través de campañas de información y alianzas con la sociedad civil y la comunidad escolar en general.
  1. Evaluar la eficiencia, eficacia e impacto de las respuestas del sector de educación a la violencia, incluyendo la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de género.

Las escuelas y otros entornos educativos son espacios para el desarrollo personal y colectivo, espacios para construir comunidades inclusivas y sociedades sostenibles. Por ello, es crítico que el sector de educación promueva el respeto para y la comprensión de todos los educandos, sin importar su orientación sexual e identidad/expresión de género. Si establecen una respuesta integral a la violencia homofóbica y transfóbica, los países pueden contribuir a la provisión de una experiencia educativa mejorada y más segura para todos.

*No hay datos disponibles sobre personas intersexuales

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