En mi tribu vamos a un tipo diferente de escuela

Blog de Mundiya Kapanga, que participó en el lanzamiento del Informe GEM 2016 en Londres

mundia1Yo sé que los occidentales están ocupados y que siempre están mirando su reloj, entonces mi intervención será breve. Solo tomaré cinco o seis minutos de su tiempo.

Me llamo Mundiya Kapanga. Soy el jefe de la tribu Huli de Papúa Nueva Guinea.  Estoy seguro que mucha gente importante escribe para el periódico que están leyendo, pero yo no soy un Maire, no soy un Ministro, no soy un Primer Ministro y no tengo un Premio Nobel. Solo soy un jefe que no sabe leer o escribir. También debo admitir que nunca he ido a la escuela. Ahora, para este texto, necesito alguien que escriba lo que estoy diciendo. Mis amigos y yo preferíamos jugar en el bosque y hacer travesuras. Un día, mi padre me pidió que cavara un hoyo muy profundo. Cuando regresé me dijo, “si no vas a la escuela, eso es lo que harás ¡Te la pasarás cavando escusados para que la gente haga popo!” Ahora, sé que le debería haber hecho caso a mi padre. Porque la vida es muy dura cuando uno no sabe leer y escribir. No tengo una cuenta de banco. No puedo leer los menús en los restaurantes, o las señales en los aeropuertos, y no puedo deducir como utilizar el transporte público. Cuando pienso en el consejo de mi padre que no tomé en cuenta, me dan ganas de cortarme los dedos con un hacha.

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Tradicionalmente, en mi tribu, para volverse hombres, los adolescentes viven en el bosque varios meses, guiados por varios de sus mayores. Los occidentales han inventado escuelas con mesas, sillas, pizarrones y diplomas. Podemos aprender a escribir y leer y contar y muchas cosas más en la escuela. Pero en mi tribu, teníamos un tipo de escuela tradicional llamada Iba Gidja. Durante varias semanas, dejábamos que creciera nuestro pelo y, al mismo tiempo, aprendíamos reglas y como respetar a los demás. Aprendimos a vivir juntos en harmonía y a cuidar nuestro planeta. Durante este periodo de iniciación, nos cortamos el pelo para tener un corte como el que tengo hoy todavía. Encontramos plumas para usar durante las ceremonias importantes. Este corte de pelo significa que somos personas respetables y que entendemos nuestra cultura.

El Informe GEM 2016 muestra que los sistemas de educación deben proteger las culturas minoritarias y los idiomas asociados a ellas, que contienen información vital sobre el funcionamiento de los ecosistemas. Pero el Informe muestra que un 40% de la población mundial recibe su enseñanza en un idioma que no entiende.

La cultura es la base de todo. Sin la cultura, sin tradiciones e identidad, los hombres no tienen un punto de referencia o una dirección que los guíe, que les permita respetar y seguir los pasos de nuestros mayores. Nuestras culturas nos han enseñado a cuidar nuestras comunidades y nuestro medio ambiente. La educación sin cultura nos enseña a ser egoístas y codiciosos, lo cual desestabiliza las estructuras tradicionales y conduce a la destrucción de nuestro planeta.

El Informe de Evaluación más reciente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático identifica el conocimiento indígena y tradicional como un importante recurso para la adaptación al cambio climático.

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Cuando dejé a mis papás, mi tío se ocupó de mí. Me enseñó a crecer camotes, a construir una casa, a cuidar cerdos y a hablar en público. Un día me dijo, “cuando seas un hombre, te será difícil hablar en público. Temblarás y el sudor te brotará de la frente. Así que debes entrenar ahora que eres joven. Tus palabras deben ser dulces como la miel”. Gracias a él aprendí muchas cosas, y en particular como expresarme, como ahora. Yo creo que nuestros papás, amigos y familia extendida son nuestros primeros maestros. Y son vitales para aprender muchas cosas fundamentales sobre la vida.

Antes de morir me dijo, “ahora eres un hombre. Nunca fuiste a la escuela pero tienes todos tus diplomas. Sabes cultivar un jardín, construir una casa y hablar en público. Entiendes nuestras tradiciones y todo lo que importa para nuestra comunidad. Tienes una barba y es el momento de casarte. Ahora lo único que queda por aprender es cómo enseñar lo que has aprendido a tus hijos.”

Diversas investigaciones han documentado como los sistemas de enseñanza formales han resultado en una pérdida significativa de conocimientos sobre la naturaleza, la cultura y los valores que los niños indígenas previamente adquirían en sus comunidades. Ejemplos de, entre otros países, Australia, Canadá y los Estados Unidos muestran una pérdida incalculable de conocimientos indígenas desde principios del siglo XX, cuando se empezó a enviar a los niños a escuelas residenciales o se obligó a que fueran adoptados en un intento de integrarlos en la sociedad dominante. Separarlos de sus familias y a su vez de sus raíces culturales produjo “un daño irreparable para la sobrevivencia de las culturas y las sociedades tradicionales”.

Ahora tengo cinco hijos y les he enseñado algunas de las cosas que conozco. No puedo leer o escribir, pero me parece que si queremos que nuestros niños vivan en un mundo sostenible, su educación se debe basar en tres grandes pilares: el respeto de las culturas y los sistemas de conocimiento tradicionales; los principios que son de mayor importancia para nuestras familias; y las lecciones que se pueden aprender de los sistemas de educación modernos. Me parece que son las tres patas de la silla en la que se deben sentar nuestros niños para construir un mundo mejor para mañana.

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