Evaluando la auto evaluación de la GPE

gpe sp 2La semana pasada, el Comité de Estrategia e Impacto de la Alianza Mundial para la Educación (GPE, por sus siglas en inglés) se reunió para discutir, entre otras cosas: el ‘Informe de Resultados’, el documento de seguimiento de la Alianza; y el ‘Intercambio de Conocimientos e Innovación’ (KIX, por sus siglas en inglés), la nueva plataforma que se ha propuesto para financiar la investigación, el análisis de políticas y los bienes públicos que se establecerán cuando el reabastecimiento del Fondo GPE se haya completado. De hecho, es probable que la atención que se le da al GPE crecerá en los meses venideros, a medida que esta reciba la ayuda de la comunidad educativa en general para la campaña que se está llevando a cabo en el periodo previo a la conferencia de reabastecimiento, que, como se anunció la semana pasada, se realizará en Senegal en Febrero de 2018.

La metodología actual de la autoevaluación de la GPE se revela en su reciente Informe de Resultados, publicado en junio. Este es el primer informe de seguimiento de la GPE que se vincula con un marco de seguimiento claro y una teoría del cambio. Representa una evolución positiva en consonancia con las recomendaciones que datan de la evaluación de la Iniciativa Fast Track de la EPT de 2009-2010.

Dicho esto, el lenguaje usado para expresar algunos de estos “resultados” podría ser interpelado por un comentarista crítico. Por ejemplo, cuando se argumenta que “745,000 niños más completaron la escuela primaria a través de la Alianza en 2014 que en 2013”, se sugiere al lector que este fue un logro de la GPE exclusivamente y que no habría sucedido de otra manera. Igualmente, se puede cuestionar por qué el Informe decide afirmar que “13 de los 20 países en desarrollo asociados han demostrado una mejora en los resultados de aprendizaje”.

Dado que el gasto de la GPE representa aproximadamente un 1% del gasto educativo público en los 65 países asociados a la GPE, ¿cuán realista es esperar que las mejoras de los resultados de aprendizaje en dichos países se vinculen a los fondos de la GPE? Incluso si la GPE contribuye a una mejor planificación, el sugerir que las mejoras en el aprendizaje pueden resultar del control directo de la GPE puede distraer de su propósito principal. Es comprensible que los informes de la Secretaría de la GPE sobre la Alianza sean definidos en términos generales, es decir, de los resultados de los esfuerzos combinados de la GPE, otros donantes y los países asociados. Pero, ¿no es justo esperar que un Informe de Resultados de la GPE se centre principalmente en el valor agregado de la GPE?

No es que esta forma de presentar los resultados sea totalmente culpa de la GPE. Puede que sea inevitable en un clima en el que los donantes esperan ciertos tipos de “resultados”, una problemática relacionada con la rendición de cuentas. Estaremos examinando este tema en el próximo Informe GEM, que se publicará el 24 de octubre. Podría considerarse honorable que la Alianza asuma una responsabilidad tan grande, pero en realidad desdibuja las líneas de quién es responsable de qué.

La función central de la GPE, que es catalizar más y mejores finanzas nacionales y externas para el sector, es eclipsada por estas otras estadísticas sobre el impacto. Sin embargo, temas como mejorar la eficiencia de la ayuda, mejorar la coordinación de los donantes y asegurar que los desembolsos sean puntuales y oportunos, son aquellos que la GPE debería enfatizar, ante todo. Aquí es donde se debe situar su valor agregado y donde a menudo no tiene nada que ocultar.

Entre 2004 y 2016, la Alianza Mundial para la Educación (GPE) desembolsó 3.600 millones de dólares en el sector de la educación para 302 donaciones. Como demostramos en un documento de política en mayo, en vista de que alrededor del 77% de sus desembolsos se dirigen a África Subsahariana y casi el 60% a países afectados por la fragilidad o el conflicto, la GPE es muy efectiva para llegar a los países más necesitados en comparación con otros donantes. Esto se relaciona en gran medida con su modelo de asignación, que se basa en un índice de necesidades.

gpe sp 1En 2015, los desembolsos de la GPE representaron el 12% de la AOD para la educación básica y secundaria en sus países asociados, en comparación con el 6% en 2010. Esto se da en un contexto en el que la ayuda para la educación se ha estancado desde 2010, mientras que los desembolsos anuales de la GPE crecieron en promedio un 14%, para llegar a 446 millones de dólares en 2015. Al final de la actual ronda de reabastecimiento, quiere cuadruplicar los desembolsos anuales. Si esto fuera en el contexto de una cuadruplicación mundial de la ayuda para la educación, sería una excelente noticia; tal vez lo fuera menos si solo significara que una mayor proporción de la ayuda existente se canalizara a través de la GPE, incluso si eso implicara transferir más ayuda a los países con mayores necesidades.

Según el éxito de la ronda de reabastecimiento, entre 60 y 239 millones de dólares estarían disponibles para que el KIX de la GPE financie la investigación, el análisis de políticas y bienes públicos mundiales. Esto sería una gran noticia para un área de trabajo que a menudo se descuida.

El público en general puede participar en la campaña para apoyar a la GPE en su llamado para fondos adicionales de reabastecimiento. Esto, después de todo, es el propósito de la Alianza, y una necesidad crónica para el sector. Sin embargo, podría resultar más difícil que la Alianza reciba apoyo de una base extensa si sus reivindicaciones de logro son desproporcionadas con la realidad. Como muestra el Informe GEM 2017/8, hay que empezar por rendir cuentas sobre las acciones con las que nos hemos comprometido. Los resultados vendrán a su vez.

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