Este blog lo escriben el Informe GEM y Megan R Gavin, Ph.D., quien también es autora de un estudio de caso sobre la rendición de cuentas y la educación en Honduras que fue encargado para el Informe GEM 2017/8. El blog es parte de una serie que muestra que la rendición de cuentas en la educación está determinada por la historia del país y el contexto político, social y cultural.

En las últimas décadas, se han implementado varias reformas de rendición de cuentas de gran alcance en Honduras, la mayoría de las cuales colocan a los padres al frente y al centro para ayudar a abordar los desafíos educativos.

Una de las reformas más sustanciales que puso la responsabilidad en manos de los padres fue el Programa Hondureño de Educación Comunitaria (PROHECO), que empezó en 1999 y está financiado en su totalidad por el Banco Mundial. El PROHECO sigue reformas similares en Centroamérica, a saber, el Programa de Educación Comunitaria (EDUCO) en El Salvador y el Programa Nacional de Educación (PRONADE). Sin embargo, a diferencia de estas reformas similares en Centroamérica, el PROHECO en Honduras es el único que permanece activo.

La preocupación inicial del proyecto fue abordar la matriculación primaria en las zonas rurales mediante un aumento del control parental a través de la gestión basada en la escuela. En virtud de la reforma, las decisiones relacionadas con los salarios, la contratación/el despido, y la supervisión/evaluación de los docentes se ponen en manos de los padres en los consejos escolares.

Si bien el PROHECO está diseñado para responsabilizar a los maestros, existen otros mecanismos legislativos y presiones sociales para que los padres participen activamente como parte de sus responsabilidades.

Un análisis de los datos de la Unidad de Medición de la Calidad de la Educación (UMCE) en 2003 mostró que los docentes del PROHECO declaran menos horas de trabajo por semana, pero dedican más tiempo a actividades de enseñanza. Sus ausencias corresponden a la formación docente, mientras que las tradicionales ausencias de los docentes corresponden a la participación sindical; por esta razón, en los últimos dos años, las escuelas PROHECO han permanecido abiertas cuando otras escuelas han cerrado debido a huelgas. Algunos argumentan que los problemas de baja capacidad de maestros y padres en las escuelas PROHECO se ven contrarrestados por el impacto que tienen en el comportamiento de los maestros, en el sentido de que muestran que los maestros pasan mucho más tiempo en sus tareas.

Otra reforma sobre la rendición de cuentas, conocida como “Murales de Transparencia”, empezó en 2010 como un piloto, pero ahora se ha ampliado a escala nacional. La información exhibida en las paredes muestra cuántos estudiantes hay en las clases, los tipos de comidas, y otros tipos de recursos proporcionados a los maestros. Algunos proyectos exhiben información sobre los resultados del rendimiento estudiantil en estos muros a nivel municipal y escolar, lo que está diseñado para ayudar a los padres a tomar decisiones pedagógicas.

Lo que se supone en ambas reformas es que los padres saben leer y escribir, lo que a menudo no es el caso para muchos de aquellos que viven en las zonas rurales de Honduras. El resultado es que es más probable que los padres en áreas urbanas que pueden leer exijan que sus maestros rindan cuentas que aquellos en áreas rurales que no pueden leer.

Además de estos programas, las reformas legislativas incluyen la Ley de Participación Comunitaria (2011) y la Ley Fundamental de Educación (2011); ambas descentralizan la toma de decisiones y la responsabilidad hasta los padres y el nivel escolar. La segunda en particular enfatiza el papel de los padres no solo en el apoyo, sino también en el seguimiento de la educación de sus hijos.

Por lo tanto, todas estas reformas clave apuntan a aumentar el poder que tienen los padres en la estructura de rendición de cuentas. Pero, como se mencionó, todas requieren que los padres tengan un cierto nivel de habilidades para cumplir con su responsabilidad de manera efectiva. Esto lleva a la recomendación de que se debe continuar la capacitación de los padres a nivel local, incluso sobre cómo interpretar y supervisar los resultados del rendimiento estudiantil. Los docentes no deberían tener que llevar a cabo la formación; las ONG y otros actores deberían asumir la producción de resultados de evaluación que sean fáciles de usar, para que los padres los puedan interpretar fácilmente.

Recomendaciones del Informe GEM 2017/8