Ayer, como se insinuó a principios del año, Estados Unidos redujo su ayuda a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, mejor conocida con el acrónimo UNRWA.

La UNRWA ha trabajado durante más de seis décadas, habiéndose establecido en 1949 para proporcionar ayuda humanitaria después de la Guerra árabe-israelí de 1948. Nació de una crisis y continúa brindando educación en situaciones de crisis en los cinco campos de operación donde desempeña su trabajo: Gaza, Jordania, Líbano, Siria y Cisjordania.

¿Qué significa este nuevo anuncio de EE. UU. para el futuro de la UNRWA?

En 2015, Estados Unidos contribuyó casi $369 millones a la agencia, de un presupuesto total de aproximadamente $1.2 mil millones en 2016. Estados Unidos fue el mayor donante de la UNRWA, contribuyendo más del doble que el segundo donante más grande, la Unión Europea, que asignó $160 millones.

La contribución total de los Estados Unidos en 2017 fue superior a $350 millones, pero los fondos anunciados para 2018 estaban “dramáticamente por debajo de los niveles anteriores” según el Comisionado General de la UNRWA, Pierre Krahenbuhl, en $125 millones, de los cuales $65 millones que ahora hemos oído se han “congelado para futura consideración”.

¿Y qué significa en lo que refiere al apoyo para la educación de la UNRWA?

La UNRWA dedica más de la mitad de su presupuesto a la educación.

Como nos dice su sitio web, y como nos contó su director de educación el año pasado en este blog, con el apoyo de estos fondos, el programa de educación UNRWA/UNESCO opera en no menos de 677 escuelas primarias y preparatorias, que brindan educación básica gratuita para alrededor de medio millón de niños refugiados palestinos. Aparte de darles asientos a estos niños en las aulas, demostramos que la mayoría de los niños de las escuelas UNRWA se desempeñan tan bien o mejor que los de las escuelas de los países anfitriones en Jordania, Gaza y Cisjordania.

La UNRWA también imparte capacitación en EFTP a 7.000 refugiados palestinos en todos los ámbitos, y a 2.100 estudiantes en dos facultades de ciencias de la educación e institutos de formación docente (uno en Cisjordania y otro en Jordania). La alfabetización y el desempeño educativo de los estudiantes de la UNRWA se encuentran entre los más altos del Medio Oriente.

En Gaza, la UNRWA es responsable de 240.000 estudiantes en 252 escuelas, lo que se suma a muchos otros servicios públicos, incluidos los centros de atención médica.

Sin este financiamiento, la UNRWA tendrá que buscar fondos de otras fuentes o verse obligado a suspender o reducir sus actividades.

Al ver la página de noticias de su sitio web, hay pequeños indicios de que existen fondos adicionales de otros de los principales donantes de la agencia, por ejemplo la Unión Europea, que acaba de aportar €10,5 millones adicionales para 2017. Pero esto no es nada comparado con los más de $350 millones anuales de los EE. UU de los que ha dependido la agencia.

También hay indicios de que la UNRWA debe reducir la escala sus operaciones. Esta semana, los docentes a quienes les cancelaron sus contratos protestaban frente a las oficinas de la UNRWA en Jerusalén Oriental. En un comunicado, la asociación de trabajadores de la UNRWA denunció la medida y advirtió que los recortes empeorarían gravemente las ya pobres condiciones en los campos de refugiados.

“No habrá nada; todo desaparecerá”, dijo Yazan Muhammad, un refugiado palestino de 18 años en Cisjordania. “Si wakala [UNRWA] se va, no habrá educación, ni asistencia médica, ni saneamiento”.

Los factores en juego son políticos, pero su impacto es personal. “Están en juego los derechos y la dignidad de toda una comunidad”, dijo Krahenbuhl. La agencia ha lanzado una campaña de recaudación de fondos para ayudar a mantener abiertas las escuelas y clínicas a lo largo de 2018 y más allá. Los donantes individuales pueden ayudar donando también.

Esto sirve como un recordatorio de las luchas de poder que están en juego en la toma de decisiones en torno a la educación de migrantes y refugiados en todo el mundo. Nuestro Informe GEM 2019, que se publicará en noviembre y se centrará en el tema de la migración, el desplazamiento y la educación, analizará las necesidades crónicas de tantas familias en constante movimiento. Mostrará la importancia de una educación continua para estas personas. Como expresó tan sucintamente Krahenbuhl: “a los niños y niñas de todos los campamentos y comunidades de refugiados de Palestina, les digo: las escuelas permanecen abiertas para que puedan recibir su amada educación; y sigan confiando en que el futuro también les pertenece”.