En los últimos años, reportes de niños que murieron al caer en letrinas de pozo en Sudáfrica, seguidos por una avalancha de casos legales, condujeron al presidente a lanzar una nueva iniciativa de Saneamiento Adecuado para la Educación (SAFE, por sus siglas en inglés) la semana pasada en asociación con el sector privado. Es una respuesta a “una necesidad humana urgente”, dijo, que “ahorrará a generaciones de jóvenes sudafricanos la indignidad, la incomodidad y el peligro de usar letrinas de pozo y otras instalaciones inseguras en nuestras escuelas”.
En Sudáfrica hay casi 4.000 escuelas, principalmente rurales y municipales, que solo tienen letrinas de pozo u otras instalaciones de saneamiento inapropiadas. Tras un llamamiento al sector privado, varias empresas y organizaciones se comprometieron a invertir casi R45 millones ($3 millones), así como a proveer gratuitamente servicios profesionales y técnicos que harán posible la implementación de proyectos SAFE. Como parte de esta iniciativa, las empresas construirán inodoros basados en nuevas tecnologías para las escuelas o adoptarán grupos de escuelas como escuelas modelo para soluciones conjuntas de saneamiento, agua y energía sin conexión a la red.
El tema es polémico. El mismo día en que el Presidente lanzó esta iniciativa, el departamento de educación se opuso a una sentencia que le obligaba a dejar de usar las letrinas de pozo en las escuelas ante el tribunal constitucional, la corte más alta del país. Por ende, informaron los medios, el departamento no está dispuesto a asumir la responsabilidad de proporcionar otros servicios que no sean las letrinas de pozo. Este parece un caso de prueba para la rendición de cuentas, donde se están eludiendo responsabilidades, y se está exigiendo que la ley que proteja el derecho a la educación de las personas.
El acceso al saneamiento básico es parte de la provisión de una educación de calidad. Como nuestra investigación indicó en el Informe GEM 2017/8, entre 145 países con datos, el acceso de las escuelas primarias a instalaciones de saneamiento básico era inferior al 50% en 28 países, incluidos 17 en África subsahariana. En lo que refiere a si las niñas tienen instalaciones separadas, los datos son limitados, y aún más en lo que refiere a si las instalaciones están bien mantenidas o incluso son funcionales. Mientras tanto, los alumnos con discapacidades se enfrentan a obstáculos particulares, como la falta de equipos de movilidad y edificios diseñados de manera inapropiada, un tema que abordaremos en el Informe GEM 2020 sobre la inclusión y la educación.
Las deficiencias de infraestructura tienden a ser más comunes en las escuelas que atienden a poblaciones desfavorecidas. En Turquía, el 4% de los directores que atienden a las poblaciones más acomodadas pero el 69% de los que atienden a las poblaciones desfavorecidas informaron que la enseñanza se vio obstaculizada por mala infraestructura física. En América Latina, es mucho menos probable que los estudiantes de primaria de escasos recursos asistan a escuelas con servicios básicos de agua y saneamiento. En México, un 19% de los estudiantes más pobres de tercer grado asistían a escuelas con instalaciones adecuadas de agua y saneamiento, en comparación con un 84% de los estudiantes más ricos.
Las malas instalaciones de saneamiento son un problema mundial que afecta a muchos países, la asociación público-privada de Sudáfrica es un enfoque para abordarlo. El papel de las empresas, como posibles patrocinadoras e innovadoras, se reconoce y se integra en la visión de implementación de la agenda de desarrollo sostenible. Sin embargo, un compromiso fructífero con el sector privado requiere roles claros, procesos transparentes, y el compromiso y la capacidad de seguimiento del gobierno. El papel de los actores no estatales en la educación se analizará en el Informe GEM 2021.