Alrededor del 15-40% de las personas analfabetas son de hogares en los que nadie sabe leer

ild-2019-gif-esEn este Día Internacional de la Alfabetización queremos resaltar a aquellos que viven en hogares donde nadie sabe leer, a los que llamamos “individuos analfabetos aislados”, cuyas posibilidades de encontrar trabajo y disfrutar de una buena calidad de vida pueden ser peores que la de los demás. Los datos del censo muestran que alrededor del 15-40% de las personas analfabetas están aisladas. Deberíamos esforzarnos aún más por llegar, precisamente, a estas personas.

¿Quiénes son analfabetos aislados?

Hay muchas más mujeres analfabetas aisladas que hombres, y hay muchos más analfabetos aislados en las zonas rurales que en las urbanas. En los países más ricos, los analfabetos aislados son relativamente mayores que los demás, mientras que lo contrario es cierto en los países más pobres.

Esto podría deberse a que la mayoría de las personas que son analfabetas en los países más pobres viven en hogares multi-generacionales y, por lo tanto, es más probable que vivan junto a miembros de la familia más jóvenes y más educados. Por el contrario, es menos probable que los analfabetos de los países más ricos, como Grecia y Portugal, vivan en este tipo de hogares y es más probable que estén aislados.

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Lamentablemente, no basta con mejorar la escolarización de los niños para acabar con el aislamiento del analfabetismo. A mediano plazo, los niños y jóvenes que no se alfabetizan en la escuela tienden a agruparse en hogares analfabetos. A largo plazo, es menos probable que los analfabetos mayores vivan con niños alfabetizados.

Esto significa que no hay sustituto para dirigir intervenciones a analfabetos aislados. Dichos programas deberían dirigirse a adultos mayores que viven en hogares de una o dos personas en los países más ricos y a adultos jóvenes marginados socioeconómicamente, que a menudo viven en áreas rurales, en los países más pobres.

Desafortunadamente, sin embargo, es exactamente este grupo de personas –los jóvenes adultos rurales más pobres–que tienen menores probabilidades de recibir programas de alfabetización, como lo mostró el Informe GEM en ediciones anteriores.

Utilizando datos de encuestas demográficas y de salud para analizar 29 países, nuestra investigación en 2016 mostró que el 6,7% de los hombres en comparación con el 5,7% de las mujeres habían participado alguna vez en un programa de alfabetización. También era más probable que lo más ricos participaran: solo el 5,4% de los más pobres había asistido a un programa de alfabetización, en comparación con el 7,1% de los más ricos. Aún más frustrante es que muchos más adultos que ya podían leer (8,7%) habían asistido a un programa en comparación con un 5,2% de los que no podían leer en absoluto.

Si bien es importante no trazar arbitrariamente una línea entre aquellos que pueden y no pueden leer, como confirman las evaluaciones más complejas de la alfabetización, como LAMP y PIACC, las medidas de la alfabetización más convencionales basadas en un solo elemento tienen la ventaja de administrarse más ampliamente en encuestas que recopilan información sobre cada miembro del hogar. En particular, esto significa que pueden ayudar a identificar la magnitud de sutilezas como la alfabetización del aislamiento; un matiz bastante oculto pero importante en la lucha por asegurarse de que todas las personas puedan leer.

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