Reuniendo a la comunidad educativa internacional

stefania_giannini-c-unescoA medida que 2019 se termina y motivado por el reciente blog de mi colega Julia Gillard, me gustaría compartir mis reflexiones sobre cómo fortalecer nuestra acción colectiva para acelerar el progreso hacia el ODS4.

Hace exactamente un año, en la Reunión Mundial sobre Educación organizada en Bruselas por la UNESCO tras una serie de consultas regionales, evaluamos el progreso en torno al ODS4. Si bien los países han avanzado al adaptar sus políticas, nuestras proyecciones han demostrado que no vamos por buen camino en lo que respecta a nuestras metas cuantitativas.

Paralelamente, la UNESCO organizó una primera reunión informal sobre la arquitectura de la educación mundial con todos los socios clave, entre ellos los organismos de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Alianza Mundial para la Educación. Se discutió la urgente necesidad de abordar la fragmentación del sector. Todos estuvimos de acuerdo en que, para acelerar el progreso nacional, debemos alinear mejor las prioridades, eliminar la duplicación de esfuerzos y trabajar para reducir la inútil competencia por la financiación, a menudo del mismo conjunto de donantes.

Desde entonces, me parece que hemos avanzado. Si bien aún queda mucho por hacer, actualmente el debate aborda el fortalecimiento de la colaboración en torno a un conjunto de prioridades comunes. ¿Cómo llegamos aquí?

En la segunda reunión de socios multilaterales celebrada en París en julio de 2019, paralelamente a la conferencia G7-UNESCO sobre la educación de las niñas, examinamos las lecciones aprendidas del sector de la salud para abordar la fragmentación y los desafíos similares. Inspirados por su estrategia “triple A” (por sus siglas en inglés) de alineación, aceleración y rendición de cuentas, establecimos formalmente la Plataforma Educativa Multilateral (PEM).

Es un foro para el diálogo estratégico entre los 13 principales socios multilaterales con miras a fortalecer la acción colectiva. Acordamos un conjunto de siete grandes áreas prioritarias y en nuestra tercera reunión, celebrada durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, acordamos avanzar en una de ellas, a saber, la necesidad de una financiación más coordinada de los datos relativos a la educación, en el marco de la Coalición Mundial para los Datos sobre Educación, dirigida por el Instituto de Estadística de la UNESCO.

Los socios también acordaron apoyar la iniciativa del Enviado Especial, el Sr. Gordon Brown, de establecer un Foro Mundial de Educación (FME) encargado de atraer más apoyo político de alto nivel para la educación y los correspondientes aumentos de financiación. Aceptamos copresidir y apoyar esta iniciativa, ya que creemos que puede complementar eficazmente el sistema en términos de abogacía y recursos financieros. Hay que agitar al mundo con la crisis del aprendizaje, a la que apunta el indicador de la Pobreza del Aprendizaje.  Nos corresponde comunicar la urgencia de la situación y colocar la educación en el centro del debate público. Debemos convencer a los líderes políticos y a los jefes de Estado que educar a su pueblo no es un desperdicio de recursos, sino la mejor inversión que pueden hacer sus gobiernos.

La UNESCO volverá a convocar la PEM en abril de 2020, paralelamente a las reuniones de primavera del Banco Mundial, para desarrollar una acción conjunta en los demás ámbitos prioritarios. Durante dicha reunión, propondré un enfoque orientado a misiones concretas para hacer frente a los mayores desafíos, incluyendo un conjunto de indicadores de referencia, y basado en un historial de éxitos comprobados de la Unión Europea que galvanizó la financiación sustantiva para la ciencia y la investigación.

Si bien las organizaciones multilaterales deben eliminar la fragmentación, y lo harán, la apropiación nacional es la condición necesaria para la asimilación de la agenda de los ODS. Es por ello que los países constituyen la mayoría en el Comité de Dirección ODS-Educación 2030, junto con los organismos multilaterales y la sociedad civil. Aunque es necesario fortalecer el músculo estratégico de este órgano, debemos reconocer su contribución a la revisión del ODS4 por parte del Foro Político de Alto Nivel, y sus mecanismos asociados que operan a nivel regional, con sus hojas de ruta, prioridades y objetivos.

En otras palabras, el Comité de Dirección representa la voz y el corazón de 195 países y expresa su compromiso con la educación. Más que nunca, esta voz debe hablar fuerte y este corazón debe latir rápidamente.

Si bien el establecimiento de prioridades es esencial, no podemos perder la visión del ODS4 y el cambio de paradigma de la perspectiva de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). De la cantidad a la calidad, del acceso a los resultados del aprendizaje, de la educación básica al aprendizaje a lo largo de la vida, de la educación para sí misma a la educación para el desarrollo.

El mundo ha dejado atrás el ODM2. Adoptó una agenda global holística para la educación en 2015 a la que se han comprometido todos los socios, con el fin de construir sociedades más resilientes e integradoras.

En un contexto mundial en rápida evolución, un número cada vez mayor de países reconoce la importancia crucial del aprendizaje a lo largo de la vida, de las competencias técnicas y profesionales, y de la educación superior; así como de los jóvenes de hoy y de mañana, especialmente en África.

La educación superior es un buen ejemplo de ello. En noviembre, en la Conferencia General de la UNESCO, más de 100 ministros de educación coincidieron en el papel decisivo de orientar la educación superior en torno a las soluciones de los ODS. En un maratón de reuniones bilaterales que mantuve con ellos, escuché un mensaje alto y claro: nuestro desarrollo no tendrá éxito si no desarrollamos los sistemas de educación superior de nuestros países menos desarrollados.

Los Ministros destacaron la contribución esencial que la educación superior puede aportar a los objetivos de reducción de la pobreza y crecimiento económico inclusivo, cobertura sanitaria universal, agricultura moderna, infraestructura resiliente y preservación del medio ambiente. También hicieron hincapié en el apoyo de la educación superior al resto del sistema educativo mediante la formación de un personal docente eficaz, la elaboración de currículos y la investigación educativa.

Además, adoptaron por unanimidad el primer Convenio Mundial sobre Convalidación de Títulos de Educación Superior, un hito en la facilitación de la movilidad académica entre regiones y el reconocimiento de los estudios realizados en el extranjero.  Esto incluye el reconocimiento de las calificaciones de los refugiados y migrantes vulnerables a través de un “pasaporte de calificaciones” que se está probando actualmente.

Asimismo, no tendremos éxito si no garantizamos que los jóvenes estén aprendiendo las habilidades que necesitan para un mundo laboral en constante evolución. Creemos que la EFTP es una de las principales áreas que debe desarrollar el sector educativo para garantizar el desarrollo sostenible. Por lo tanto, sigue siendo una prioridad fundamental para nosotros y también apoyamos a Generación Ilimitada, una importante y ambiciosa iniciativa lanzada y dirigida por UNICEF. Se basa en asociaciones sólidas y en el intercambio de conocimientos y experiencia sobre este tema fundamental.

¿Cómo priorizar entonces? A nivel mundial, la estrategia es clara. Priorizamos a no dejar a nadie atrás. Geográficamente, significa dar prioridad a África. Sabemos que ahí es donde existen dos terceras partes del déficit de financiación anual de 39.000 millones de dólares. La UNESCO está empezando por África, duplicando su presupuesto para la región y prestando especial atención a la formación de maestros en África. La docencia es una de las siete prioridades de la PEM.

Del punto de vista del grupo destinatario, nuestra prioridad es para los más rezagados, ya sea que hablemos de género, de personas desplazadas por la fuerza o de niños y niñas con discapacidades. Por lo tanto, en la UNESCO, en estrecha cooperación con Education Cannot Wait (“La educación no puede esperar”), haremos cada vez más hincapié en la educación de los refugiados, los migrantes vulnerables y los países afectados por la crisis. Recientemente ampliamos nuestra labor sobre la educación de las niñas y las mujeres y lanzamos “Su educación, nuestro futuro”. Esto abarca un espectro completo que va de mejores datos y mejores marcos políticos y legislativos hasta mejores oportunidades de aprendizaje, incluyendo mediante intervenciones específicas en el ámbito de la educación en materia de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) para niñas y mujeres. El último Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo se centró en la migración y el próximo se centrará en la inclusión.

Sigamos trabajando juntos, recordando que 184 Estados Miembros –que tienen la responsabilidad principal de la aplicación del ODS4– confiaron a la UNESCO la función de dirigir y supervisar este programa como parte del Marco de Acción adoptado en 2015. Como tal, la UNESCO actúa como Secretaría del Comité de Dirección ODS-Educación 2030, convoca a la PEM y copreside el FME.

En mi calidad de Subdirectora General de Educación de la UNESCO, estoy decidida a seguir trabajando incansablemente, de manera más audaz y mejor, para fortalecer las relaciones de colaboración y a aunar esfuerzos para hacer de la educación la fuerza transformadora que ha de ser para el futuro que deseamos, juntos.

Share:

Leave a comment