El Coronavirus también tiene consecuencias para la recopilación de datos sobre la educación

Las preguntas sobre el Covid-19 y la educación surgen a corto, medio y largo plazo. En este momento, es importante entender cómo apoyar a los maestros, padres y estudiantes para mitigar el impacto del cierre de escuelas, especialmente para los más vulnerables. Más adelante, necesitaremos entender los efectos en las trayectorias escolares completas y más allá, y en el progreso de los países hacia los objetivos de 2030. Ambas perspectivas requerirán datos y análisis de calidad en los próximos dos o tres años para entender y aprender cuáles de las actividades actuales han funcionado, y cuáles no, y lo que esto significa para las necesidades de apoyo continuo en el próximo decenio. Pero encontrar esos datos no es tarea fácil.

14940329760_d6a01d6061_k
Image: Petterik Wiggers/Panos 

Por ejemplo, este año, más de dos docenas de encuestas MICS y DHS están planeadas o ya están haciéndose. Estas son fundamentales para informar sobre el progreso de muchos países de ingresos bajos y medios-bajos hacia el ODS 4.

Sin embargo, es probable que estas encuestas se vean interrumpidas. Es posible que el trabajo de campo en muchos países se suspenda y reanude ulteriormente, por lo que los datos recopilados serán sobre diferentes años escolares, dificultando su interpretación. Tanto la DHS como la MICS preguntan sobre la asistencia en cualquier momento del año escolar actual, en lugar de la asistencia estrictamente “actual”. Sin embargo, en los países del hemisferio sur, donde las escuelas cerraron poco después del inicio del año escolar debido al virus, o simplemente no abrieron, no está claro hasta qué punto los hogares responderán a la pregunta de forma consistente. ¿Los niños que están siendo educados en casa “asisten” a la escuela?

Los cuestionarios de la MICS y la DHS se preparan exhaustivamente e intentar reconfigurarlos a corto plazo puede hacer más daño que bien. Sin embargo, es crucial pensar en cómo pueden cumplir su importante papel de seguimiento frente al Covid-19. Y asegurar que los resultados de este año puedan ser comparables a los de otros años a pesar del contexto potencialmente difícil.

Una dimensión importante y necesaria en esta próxima serie de recopilación de datos, dadas las circunstancias, será los metadatos meticulosos. En particular, las encuestas deberán registrar si las escuelas de la comunidad de un hogar estaban cerradas en el momento de la entrevista para que los resultados puedan ser contextualizados.

Los análisis posteriores de los datos deberán tener en cuenta, con más cuidado de lo habitual, esta información sobre el momento exacto en que se realizó el trabajo de campo, si las escuelas estaban cerradas y la edad exacta de los niños encuestados. Será necesario analizar cohortes de escuelas de un solo año en lugar de las poblaciones en edad escolar en su conjunto: el efecto de los cierres prolongados de escuelas es potencialmente muy diferente para los niños que se suponía iban a empezar la escuela, para aquellos cuyo último año se interrumpe, y para los que estaban a media escolarización.

Hasta ahora, el peso de la crisis recae sobre los países de altos ingresos con altas tasas de asistencia escolar y con varios instrumentos de política para apoyar a los más desfavorecidos. Sin embargo, eso podría cambiar en los próximos días, a medida que la crisis se desarrolla. Y la pregunta clave, a la que no tendremos una respuesta fácil, es hasta qué punto las interrupciones temporales o la cancelación de los exámenes pueden tener un efecto permanente, terminando con trayectorias escolares que de otro modo podrían haber continuado.

Un análisis de los datos de salud explica algunas de las complicaciones. Incluso con los mejores datos, los efectos generales de la pandemia en los resultados sanitarios no pueden observarse directamente. Muchos efectos indirectos, como el exceso de mortalidad debido a que los hospitales agobiados no pueden atender otros tipos de emergencias médicas, solo pueden inferirse mediante la comparación con modelos estadísticos de lo que es probable hubiera ocurrido en ausencia del Covid-19.

Lo mismo ocurre con el efecto de la pandemia en los resultados de la educación a mediano y largo plazo. En otras palabras, necesitamos modelos consensuales sobre la tendencia de referencia de las tasas de abandono escolar o de terminación de estudios en diferentes países con los que se puedan comparar las nuevas realidades. El Informe GEM ya había empezado a trabajar hacia ese objetivo antes de la crisis actual, y estos esfuerzos ahora son aún más urgentes.

A menudo los datos que más se necesitan son los más difíciles de obtener. Tratar de analizar las estadísticas en cualquier situación de conflicto o emergencia es un ejemplo de ello. Darle sentido a la actual conmoción educativa con datos será crítico para encontrar una salida. Nos mostrará dónde debe centrarse nuestra atención, pero también nos brindará lecciones vitales en caso de que una tal crisis vuelva a ocurrir.

Share:

Leave a comment