Uso de la financiación para la equidad en la educación

El ODS 4 no incluye ni una meta ni un indicador global sobre el nivel de financiación de la educación.

Sin embargo, si los países quieren alcanzar el objetivo de una educación “inclusiva y equitativa” para 2030, deben usar sus presupuestos, por grandes o pequeños que sean, de forma que persigan activamente los objetivos de inclusión y equidad.

Un nuevo documento del Informe GEM presenta una nueva forma de evaluar el progreso hacia una financiación equitativa de la educación. Mapea las políticas y los programas de 80 países de todo el mundo en una nueva capa de información específica para cada país que figura en el sitio web del Informe GEM Perfiles para mejorar las evaluaciones de la educación (PEER, por sus siglas en inglés).

En estos perfiles se analizan cuatro categorías de políticas de financiación en cada país que pueden apoyar los objetivos de equidad, en función de su grado de exhaustividad, de la orientación de su cobertura y de la cantidad de dinero que asignan. Estas políticas cubren:

  1. Financiación general del gobierno central para los gobiernos locales
  2. Fondos destinados a las escuelas
  3. Fondos destinados a estudiantes y familias
  4. Financiación de protección social para los estudiantes y las familias.

El documento concluye que alrededor de 1 de cada 5 países demuestra un fuerte nivel de compromiso con la equidad en la educación a través de estos diferentes mecanismos. Se encontró que casi la mitad de los países latinoamericanos de la muestra redistribuyen recursos para promover la equidad en la educación. Sin embargo, algunos países, en particular en África Subsahariana, no tienen políticas de financiación para promover la equidad.

Los sofisticados mecanismos de financiación general requieren sistemas de información bien desarrollados y datos fiables y detallados para distinguir entre las zonas o escuelas pobres y las muy pobres. En consecuencia, más de la mitad de los mecanismos generales de financiación de los países de ingresos bajos y medios no tienen en cuenta la desventaja relativa de los gobiernos locales y las escuelas.

Las transferencias a las escuelas suelen recibir el apoyo de los donantes en los países más pobres, pero no son sostenidas o son fragmentadas.

La mayoría de los países se centran en las necesidades de los estudiantes, pero los programas son de pequeña escala y fragmentados. Las becas tienden a concederse en función del rendimiento académico, lo que suele exacerbar la desigualdad, aunque algunos están empezando a tener en cuenta la situación socioeconómica.

La capacidad de atender directamente a las necesidades de los estudiantes tiende a ser mucho mayor entre los ministerios de protección social. Alrededor del 20% de los países que cuentan con programas de protección social abarcan por lo menos el 15% de la población en edad escolar. Es necesario que esos programas se integren mejor en los planes de los ministerios de educación para aprovechar plenamente su potencial.

Recomendaciones:

El seguimiento de la financiación para la equidad en la educación debe incluir tanto datos cuantitativos como un juicio cualitativo.

El diseño de políticas más equitativas en el futuro requiere un esfuerzo triple para apoyar a los países

  1. Se necesita una red de aprendizaje conjunto para la equidad en la educación a fin de ayudar a los países a situar la cuestión en el centro de su agenda.
  2. Las organizaciones regionales deben participar y ayudar a proporcionar foros en los que se puedan debatir estas cuestiones entre pares.
  3. Los gobiernos deben participar en el proceso, ayudando a proporcionar información actualizada y precisa.

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