¿Cumplimos nuestra promesa sobre la educación de las niñas?

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Hace más de 25 años, el mundo hizo una promesa en Pekín: desarrollar los derechos de las niñas y las mujeres de todo el mundo. El acceso a una educación de calidad para las niñas fue el catalizador de este compromiso, que permitió a las niñas y mujeres desarrollar su potencial y por fin alcanzar la igualdad. Con base en el Informe sobre Género 2020, que identificó recomendaciones clave para los próximos 25 años en materia de igualdad de género en la educación, un nuevo documento publicado hoy titulado: Una promesa incumplida: 12 años de educación para cada niña, resalta nuevas formas de analizar los avances realizados en las tasas de finalización de las niñas durante este período.

Credit: UNICEF/UN0389070/Panjwani

Dos décadas después del compromiso de Pekín, el mundo ha cumplido su promesa, hasta cierto punto. Es más probable que las niñas asistan a la escuela y se gradúen. A nivel mundial, ahora, el 87% de las niñas terminan la escuela primaria, lo que supone un aumento de casi 20 puntos porcentuales en los últimos 25 años. Los avances más impresionantes se han producido en Asia Central y Meridional, donde poco más de la mitad de las niñas completaron la escuela primaria en 1995, en comparación con el 90% de la generación actual.

Incluso África Subsahariana –la región con las mayores tasas de abandono escolar– ha avanzado, ya que las tasas de finalización de la enseñanza primaria de las niñas han pasado del 41% al 66%. Etiopía se destaca en este periodo: en 1995, por cada 100 niños que terminaban la escuela en el país, solo 60 niñas lo hacían; veinticinco años después, las tasas de finalización de las niñas han superado a las de los niños. Los avances no se limitan a la enseñanza primaria; en el Norte de África y en Asia Occidental, las tasas de finalización femenil del primer ciclo de secundaria pasaron del 39% en 1995 al 74% en dos décadas.

Nepal ha progresado de manera particularmente impresionante, ya que se estima que la tasa de finalización de la enseñanza primaria de las niñas pasó del 22% en 1995 al 81% en 2018, alcanzando finalmente la paridad de género. Este logro está relacionado con las importantes mejoras en los servicios de salud y los derechos sexuales y reproductivos, en el empoderamiento económico, y en la protección de las mujeres en el país.

En muchos países, los avances han sido tales que las tasas de finalización de estudios de las niñas han superado a las de los niños, lo que significa que las prioridades de los responsables políticos tendrán que cambiar al considerar el último tramo hasta 2030. En Bangladesh, por ejemplo, las niñas estaban en desventaja en 1995, pero a mediados de la década de 2000 superaron a los niños en la enseñanza primaria. También en India, Kenya y Sudáfrica, el número de niñas que terminan la enseñanza secundaria es mayor que el de los niños. En Egipto, Iraq y Túnez, las tasas también avanzaron hasta el punto que, ahora, los niños en el nivel secundario quedan en desventaja.

Sin embargo, para las niñas más pobres, la promesa hecha en Pekín sigue sin cumplirse. La pobreza, los conflictos y los desplazamientos en muchos países de África Occidental y Central, por ejemplo, han hecho que esta subregión haya visto muy pocos avances. Las cifras son desconcertantes: En la mayoría de los países de la subregión, mucho menos del 50% de las niñas completan la escuela primaria y menos del 12% terminan el primer ciclo de secundaria. Si bien en Guinea-Bissau, por ejemplo, ahora existe la paridad de género, la tasa estimada de finalización de los estudios de niños y niñas sigue siendo muy baja: un 23% en la primaria y un 12% en el primer ciclo de secundaria (frente a un 8% y un 4% respectivamente). Tasas similares se repiten en la República Centroafricana (30%), Burkina Faso (35%), Liberia (30%) y Níger (30%). Son demasiadas las niñas que no reciben una educación.

Lo mismo ocurre en el nivel más alto de la enseñanza. La Base de Datos Mundial sobre la Desigualdad en la Educación (WIDE, por sus siglas en inglés), gestionada conjuntamente por el Informe GEM y el Instituto de Estadística de la UNESCO, muestra que, en 20 países, en su mayoría de África Subsahariana, pero también en Haití, Papua Nueva Guinea y Pakistán, apenas hay mujeres jóvenes pobres y rurales que hayan completado el segundo ciclo de enseñanza secundaria.

Entre los obstáculos a la educación de las adolescentes se encuentran la pobreza, las tareas domésticas, la violencia de género, el matrimonio infantil, el embarazo precoz y la gestión inadecuada de la higiene menstrual. Muchas de estas barreras han aumentado durante la pandemia del COVID-19.

Este nuevo documento se lanza hoy para coincidir con el Foro Generación Igualdad en París. Representa una oportunidad para asumir compromisos concretos, ambiciosos y sostenibles para lograr la igualdad de género, incluyendo en la educación. Es una oportunidad para que líderes mundiales y responsables políticos renueven su compromiso con la educación de las niñas. El objetivo es garantizar que todas las niñas completen 12 años de educación para el año 2030, pero también considerar de manera más general otras condiciones que permitan alcanzar la igualdad de género en la educación.

Este Foro Generación Igualdad sigue a la ambiciosa Declaración del G7 sobre La Educación de las Niñas, que contiene el objetivo doble de escolarizar a 40 millones más de niñas y de que 20 millones más de niñas alcancen un nivel mínimo de lectura al final de la escuela primaria para 2026. Conjuntamente, esperamos que esto pueda proporcionar el impulso necesario para cumplir finalmente la promesa que el mundo hizo a las niñas. Al igual que en Pekín en 1995, es una oportunidad que no se puede dejar pasar. 

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