Nuevos perfiles nacionales del PEER sobre la educación en materia de cambio climático

Anna Cristina d’Addio y Daniel April, Informe GEM

Hace quince años, el influyente Informe Stern, el primero en cuantificar los costos de la lucha contra el cambio climático, señaló que “educar a los actuales escolares en materia de cambio climático contribuirá a conformar y sostener la elaboración de políticas en el futuro, y un amplio debate público e internacional apoyará a los actuales responsables de la elaboración políticos para que tomen medidas enérgicas ahora”. Sin embargo, el conocimiento de las prácticas de la educación y comunicación sobre el cambio climático (ECCC) en los distintos países sigue siendo incompleto incluso en la actualidad.

Coincidiendo con la COP26 que se celebra actualmente en Glasgow, hoy se lanza en el sitio web PEER del Informe GEM una nueva base de datos de 20 políticas nacionales de educación sobre el tema, que abarca todas las regiones del mundo[i] y todos los niveles de ingresos. Este trabajo es el resultado de la colaboración entre el Informe GEM y el proyecto de Seguimiento y Evaluación de la Educación sobre el Cambio Climático (MECCE, por sus siglas en inglés). Una segunda serie de 50 perfiles se publicará a tiempo para la COP27, junto con un documento de política analizando las tendencias mundiales.

El objetivo de los perfiles nacionales sobre la comunicación y educación sobre el cambio climático es ofrecer una perspectiva comparativa de los avances que están realizando los países en la consecución del artículo 6 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el artículo 12 del Acuerdo de París –a saber, la Acción para el Empoderamiento Climático (ACE) – y la meta 4.7 de los ODS.

Complementando el trabajo realizado a lo largo del tiempo por la UNESCO y, en particular, el análisis presentado en su informe “Aprender para nuestro planeta”, los perfiles abordan los contextos del cambio climático (organismos gubernamentales pertinentes, leyes, políticas y planes, terminología y presupuesto); la educación sobre el cambio climático (política, currículos, formación docente y evaluación) en la enseñanza primaria y secundaria; la enseñanza superior; la formación docente; la EFTP y la educación de adultos; la comunicación sobre el cambio climático (sensibilización del público; acceso del público a la educación; participación del público); y el seguimiento de la educación y comunicación sobre el cambio climático.

Se prepararon mediante un examen y una síntesis de compromisos internacionales y leyes, políticas, planes de acción y programas nacionales, complementados con un análisis de la bibliografía y la prensa pertinentes. Se invitó a expertos y a los coordinadores nacionales de la Acción para el Empoderamiento Climático (AEC) a revisar, actualizar y validar la información. Se anima a los países a que desarrollen este seguimiento con comentarios y retroalimentación. 

¿Qué muestran?

Algunas tendencias clave extraídas de los perfiles pueden orientar las discusiones y los debates sobre políticas. El mapeo sugiere, por ejemplo, que el 95% de los países analizados cuentan con ministerios de educación que trabajan en el ámbito del cambio climático; el 90% de los países tienen una ley, una estrategia o un plan nacional sobre el cambio climático que incluye contenidos educativos; y el 85% de los países han establecido mecanismos nacionales de seguimiento del progreso de la ECC.

Sin embargo, solo el 40% de las leyes nacionales de educación y el 45% de los planes o estrategias del sector educativo hacen referencia explícita a la ECC. Las referencias se encuentran principalmente en los niveles de educación primaria y secundaria (90%). Son menos los países que cuentan con marcos de apoyo a la ECC en la EFTP (70%), la enseñanza superior (70%) y la formación docente (55%). Además, poco más de un tercio de los países cuenta con una ley, una estrategia o un plan específico sobre la ECC.

Algunos países destacan por los avances que han realizado.

Italia tiene más de 100 leyes y decretos legislativos que hacen referencia al cambio climático. El cambio climático se incluye en el currículo y se anima a los estudiantes a “asumir comportamientos y opciones personales ecológicamente sostenibles”. A partir de 2020, la educación sobre el cambio climático será obligatoria en todas las escuelas italianas como parte de la educación cívica. La colaboración entre el Ministerio de Educación y el Ministerio para la Transición Ecológica (antes Ministerio de Medio Ambiente y Protección de la Tierra y el Mar) ha sido un elemento clave a lo largo del tiempo.

Indonesia también ha adoptado en los últimos años un número creciente de leyes y reglamentos relacionados con el cambio climático. En 2013 actualizó su Marco Curricular Nacional, que incluye el clima como una competencia básica como parte de las actitudes, habilidades y conocimientos que deben alcanzar los estudiantes. El Ministerio de Educación y Cultura también organiza eventos relacionados con el cambio climático, como el Foro y Expo de Educación sobre el Cambio Climático, que se centra en temas de educación sobre el cambio climático y ofrece espacios de creación de redes para escuelas y educadores.

Colombia ha asignado un papel clave al Ministerio de Educación en la ECC y ha adoptado un sólido marco jurídico y político en la materia. Adoptó una Política Nacional de Cambio Climático en 2017, que establece cinco estrategias que abordan la difusión de información sobre ciencia y tecnología, la educación, la formación y la sensibilización del público, y la planificación y financiación de la gestión del cambio climático. La Política incluye objetivos para integrar el cambio climático en el sistema educativo formal. En 2010 adoptó una Estrategia Nacional de Educación, Formación y Sensibilización Pública sobre el Cambio Climático. Por último, cuenta con un Plan de Participación Ciudadana, en el que se anima a los ciudadanos a contribuir a los procesos de toma de decisiones mediante audiencias y consultas públicas.

La República de Corea también ha adoptado varias prácticas e iniciativas dignas de mención en su gobernanza de la ECC. Por ejemplo, en 2010 adoptó la Ley Marco de Crecimiento Verde Bajo en Carbono, que incluye la responsabilidad del gobierno en materia de ECC. Una década más tarde, el país publicó su Tercer Plan Maestro de Educación Ambiental (2020), con un fuerte enfoque en el cambio climático. Este Plan Maestro esboza el presupuesto total para los proyectos de educación ambiental del Ministerio de Medio Ambiente para 2021-25, que asciende a 15,5 millones de dólares. Además, los marcos curriculares nacionales integran la educación sobre el cambio climático en todos los niveles, incluido el preescolar.

¿Por qué la educación sobre el cambio climático?

La educación es una herramienta fundamental para ayudar a las poblaciones a entender y afrontar los impactos del cambio climático, y para fomentar cambios de actitud y comportamiento que apoyen estilos de vida más sostenibles y desarrollen nuevas habilidades y conocimientos. La educación sobre el cambio climático puede mejorar la capacidad de recuperación de grupos y comunidades vulnerables con estrategias de mitigación y adaptación, especialmente en los países de bajos ingresos, que corren el riesgo de verse desproporcionadamente afectados por estas condiciones cambiantes.

El papel de la educación para el cambio climático se destacó en el artículo 6 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 1994.  Posteriormente, el Protocolo de Kioto (2005) y el Acuerdo de París (2016), con un total de 192 y 191 signatarios respectivamente, renovaron el compromiso de los países con los mismos. Ambos destacan el papel de la educación.

La educación sobre el cambio climático también se abrió paso en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (2015), y concretamente en las metas 4.7 y 13.3.  Posteriormente, en 2016, la UNESCO y la CMNUCC adoptaron los Lineamientos de la Acción para el Empoderamiento Climático (AEC), centrados en las seis áreas prioritarias mencionadas en la Convención de la CMNUCC de 1992. Por último, en 2021, la Declaración de Berlín sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) estipuló que la educación ambiental debería ser un componente básico del currículo para 2025 y esbozó una serie de políticas para transformar el aprendizaje y el compromiso cívico.

Con tanto reconocimiento de la importancia de la ECC, ya era hora de recopilar la base de pruebas que podría hacer avanzar esta agenda. Ayúdanos a compartir estos mensajes. Apoya nuestro trabajo mientras seguimos recopilando perfiles durante el próximo año:

www.education-profiles.org  


[i] Los 20 perfiles están disponibles en www.education-profiles.org y cubren Azerbaiyán, Bangladesh, Colombia, Islas Cook, Costa Rica, República Dominicana, Gambia, Indonesia, Italia, Marruecos, Myanmar, Nueva Zelanda, Qatar, República de Corea, Rwanda, Sudáfrica, Suecia, Tayikistán, Tuvalu y Zimbabwe.

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