Mito 3: El sector privado es el culpable de la privatización de la educación

El debate sobre el papel que deben desempeñar los actores no estatales en la educación es divisivo. El diálogo se hace aún más difícil debido a la prevalencia de los mitos que circulan sobre el tema. Una serie de blogs en este sitio abordará los 10 mitos enumerados en el Informe GEM 2021/2 sobre los actores no estatales, con el objetivo de suscitar el diálogo. Hágannos saber su opinión en la sección de comentarios.

Quienes se oponen a la oferta educativa no estatal suelen culpar a los proveedores por el crecimiento de las escuelas privadas. Esto es plausible, ya que es fácil imaginar que el sector privado tendría algo que ganar con la privatización, y que cuando la educación se privatiza, es por el impulso del sector privado. Sin embargo, esto no es cierto. Es otro mito que pretendemos disipar en el Informe GEM 2021/2 sobre los actores no estatales y en esta serie de blogs.

Aunque históricamente la educación se ha considerado un bien público, utilizado por los gobiernos en la construcción de la nación y como forma de proporcionar beneficios a las sociedades y economías, la educación también se considera un bien privado. La educación es una empresa costosa, y los gobiernos han diferido en la medida en que proporcionan suficiente financiación. Algunos se han visto obligados o incluso han optado activamente por reducir los sistemas educativos públicos, trasladando la carga a los hogares. Aquí es donde entra la privatización. Si hay demanda de educación y el gobierno no puede suministrarla, los proveedores privados entrarán en el mercado que se ha creado y suministrarán bienes y servicios educativos.

El Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) define una institución privada como una “institución controlada y gestionada por una organización no gubernamental (por ejemplo, una iglesia, un sindicato o una empresa comercial, un organismo extranjero o internacional)”. Según esta definición, la proporción de instituciones privadas a nivel mundial aumentó en 7 puntos porcentuales en unos 10 años, pasando del 10% en 2002 al 17% en 2013 en la educación primaria y del 19% en 2004 al 26% en 2014 en la educación secundaria, pero desde entonces se ha mantenido casi constante. La educación privada puede ser una forma de satisfacer una necesidad de educación, además de ofrecer opciones a los padres.

Hay diversas razones para crear escuelas no estatales. Muchos sistemas escolares tienen sus raíces en objetivos educativos religiosos o comunitarios. Las escuelas religiosas y comunitarias o de organizaciones no gubernamentales suelen estar motivadas por valores y objetivos caritativos. En estos casos, la educación privada es una respuesta a las necesidades identificadas por los padres y las comunidades, no por el sector privado.

Ha habido una auténtica preocupación de los padres por la calidad de las escuelas públicas, que se considera rebajada por la negligencia. Esto ha llevado a la aparición de escuelas privadas, la gran mayoría de las cuales son de un solo propietario. Cuando se hizo evidente el deterioro de la calidad, los hogares ricos y, en menor medida, los más pobres pero con grandes aspiraciones, abandonaron el sistema público, lo que socavó su apoyo y lo expuso al riesgo de ser desfinanciado. El elitismo de los dirigentes políticos aumentó su tolerancia a la desigualdad y redujo su compromiso de proteger la educación pública y a las poblaciones desfavorecidas que se beneficiaban de ella.

El Marco de Acción Educación 2030 instó a los países a destinar al menos el 4% del producto interior bruto (PIB) y el 15% del gasto público total a la educación. Si bien los países cumplen el primer referente a nivel mundial –el gasto público en educación se sitúa en un 4,4% del PIB–, no cumplen el segundo. La proporción del gasto público total que se dedica a la educación se ha estancado en los últimos 20 años. Pasó del 13,8% en 2000 al 14,1% en 2019. Si los países no gastan lo suficiente en los sistemas educativos, una de las soluciones será la educación impartida por actores no estatales.

La caricatura que encabeza este blog es una representación de esta situación, tal y como suele ocurrir en los países más pobres. Ahí, las escuelas privadas para los hogares de bajos ingresos surgieron de la falta de acceso a las escuelas públicas, a menudo en las barriadas. Por ejemplo, un examen de nueve países de ingresos bajos y medios para el informe de 2021/2 reveló que la probabilidad de asistir a un centro preescolar privado era significativamente mayor para los niños de zonas urbanas que para los de zonas rurales en cinco países (Ecuador, Ghana, Nigeria, Sudáfrica y Uganda). Sin embargo, dentro de las zonas urbanas, es posible que los hogares solo tengan acceso a centros privados. Por ejemplo, la tasa bruta de matriculación en jardines de infancia privados fue muy superior al promedio nacional (10%) en las tres regiones urbanas de Etiopía en 2019/20: Addis Abeba (104%), Dire Dawa (31%) y Harar (45%). Los hogares más pobres que viven en asentamientos informales generalmente no tienen ningún acceso a la atención infantil pública. Por ejemplo, el 94% de los proveedores de Mukuru, una extensa barriada de Nairobi (Kenya), eran privados; los hogares tenían acceso a cinco instalaciones privadas a poca distancia, en promedio.

Muchas personas se oponen firmemente a la provisión no estatal de la educación. Pero para tal debate es importante entender las diferentes razones por las que la participación no estatal está creciendo en algunos países. Culpar al sector privado oculta el hecho de que su crecimiento a veces es un síntoma de otras debilidades del sistema educativo público.

Leer el Informe GEM 2021/2 para saber más.

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