Mito 4: La educación pública es equitativa

El debate sobre el papel que deben desempeñar los actores no estatales en la educación es divisivo. El diálogo se hace aún más difícil debido a la prevalencia de los mitos que circulan sobre el tema. Una serie de blogs en este sitio abordará los 10 mitos enumerados en el Informe GEM 2021/2 sobre los actores no estatales, con el objetivo de suscitar el diálogo. Hágannos saber su opinión en la sección de comentarios.

Se suele criticar a los sistemas de educación que han abierto las puertas a los proveedores no estatales porque se cree que esto agrava la desigualdad. La educación pública se asocia a la gratuidad, porque la imparte el gobierno, y la privada a las cuotas, que cobran los proveedores no estatales. Pero este es, en cierta medida, otro mito que el Informe GEM 2021/2 sobre los actores no estatales intenta desmentir.

El hecho es que los hogares suelen incurrir en elevados costos de educación en forma de cuotas ocultas, pagos directos evitables y gastos adicionales para compensar lo que no ofrecen las escuelas públicas. Muchos sistemas de educación públicos no logran evitar la estratificación y la segregación. La educación pública no es necesariamente equitativa. Un índice de diversidad social en las escuelas de América Latina, basado en los resultados del PISA 2018, encontró que Argentina, Brasil, Chile y México tenían altos niveles de segregación asimilables, aunque solo Chile tiende a ser criticado por la alta proporción de instituciones privadas en la matrícula de primaria y secundaria.

Como muestra el Informe GEM 2021/2, alrededor del 40% del gasto de los hogares en educación primaria y secundaria en una gama de países de ingresos bajos y medios procede de hogares con niños y niñas en escuelas públicas. Los hogares con niños y niñas en escuelas privadas representan alrededor del 80% del gasto en Guatemala y Pakistán, mientras que los hogares con niños y niñas en escuelas públicas representan alrededor del 60% del gasto en China y Kenya (véase el gráfico de este blog).

Las escuelas públicas a menudo siguen dependiendo en parte de las cuotas Si bien se espera que los gobiernos cubran la totalidad de los costos operativos de las escuelas públicas, algunas de ellas dependen, al menos en parte, de las cuotas, dejando que el costo recaiga en las familias. En Líbano, en 2018, el 38% de las y los estudiantes del segundo ciclo de secundaria en las escuelas públicas asistieron a escuelas que obtuvieron al menos el 80% de sus fondos de las cuotas; en México, la proporción correspondiente fue del 29%. Alrededor de 1 de cada 10 estudiantes en Jordania y Marruecos asisten a este tipo de escuelas. Incluso las escuelas que están totalmente financiadas por el gobierno no suelen ser gratuitas para los padres porque, a menudo, todavía hay costos relacionados con los libros de texto y los uniformes escolares.

Los países de bajos ingresos han carecido de la financiación necesaria para que la enseñanza pública sea gratuita. En las zonas rurales de la República Unida de Tanzania, a pesar de la política gubernamental de gratuidad de la enseñanza, más de tres cuartas partes de las familias consideran obligatorias las contribuciones a la escuela primaria, y señalan que las y los estudiantes podrían ser castigados si se retrasan en las contribuciones. En Uganda, los hogares regularmente pagaban cuotas de usuario informales en efectivo, a pesar de estar prohibidas por la ley. La proporción de escuelas públicas rurales que cobraban cuotas aumentó del 40% en 2005/06 al 80% en 2011/12. Era más probable que se cobraran cuotas más elevadas cuando había escuelas privadas en competencia en la comunidad y los hogares no contribuían voluntariamente. Las elevadas cutoas informales en las escuelas públicas, correspondientes a un umbral del 4% del gasto total de consumo de los hogares, se han asociado a una disminución del 13% de la asistencia escolar entre las niñas y los niños de hogares pobres, pero no entre aquellas y aquellos de hogares que no son pobres.

Incluso en los países de ingresos altos, donde este problema no es crítico, las escuelas públicas también suelen cobrar cuotas adicionales. El PISA de 2018 encontró que las escuelas públicas tomaron contribuciones financieras obligatorias de los padres en 7 de 59 países y contribuciones voluntarias en 38 de 59 países. En Australia, los padres contribuyen fondos significativos, lo que agrava la desigualdad entre las escuelas. En Melbourne, los consejos escolares pueden solicitar a los padres tres categorías de pagos adicionales: elementos esenciales para el aprendizaje de las y los estudiantes, elementos opcionales y contribuciones voluntarias. Mientras que la contribución promedio de los padres en las escuelas públicas de Melbourne entre 2013 y 2016 fue de más de 700 dólares australianos, las contribuciones de los padres en las escuelas de las zonas prósperas eran más de tres veces mayores que las de las escuelas de las zonas más pobres. Una encuesta realizada a directores de escuelas en el Reino Unido reveló que el 18% de las escuelas había pedido a los padres contribuciones voluntarias para actividades regulares. Estas contribuciones de los padres se habían hecho necesarias debido a significativos recortes presupuestarios. En Estados Unidos, los ingresos de las asociaciones de padres y docentes se triplicaron entre mediados de la década de 1990 y 2010 hasta superar los 425 millones de dólares, lo que agravó la desigualdad entre las escuelas.

Cuando se enfrenta a los hechos, el mito de que la educación pública es equitativa es fácil de desmentir. Las escuelas públicas a veces cobran cuotas. Muchas familias también asumen costos adicionales, a veces informales.

Por eso, la primera recomendación de nuestro Informe es que los gobiernos cumplan con el compromiso de hacer verdaderamente gratuita la educación durante un año a nivel preescolar y 12 a nivel de primaria y secundaria. Deben garantizar que los hogares no paguen por los bienes y servicios educativos que sus países se han comprometido a proveer de manera gratuita. La eliminación de las cuotas formales es un punto de partida obvio, pero rara vez es suficiente, ya que dichas cuotas suelen ser una pequeña parte de los costos totales. Proporcionar materiales de aprendizaje a todos de forma gratuita y no imponer requisitos costosos que no contribuyen al aprendizaje, como los uniformes, son otros pasos necesarios. Pero prevenir las condiciones que llevan a las familias a recurrir a la enseñanza privada complementaria es probablemente uno de los más decisivos.

Lea el Informe GEM 2021/2 para saber más.

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