Aisha Faquir / World Bank

Tenemos que transformar la educación para que esta generación esté preparada para el futuro

Silvia Montoya, Directora del Instituto de Estadística de la UNESCO, y Manos Antoninis, Director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo

En 2015, la comunidad internacional declaró que la finalización universal de la enseñanza primaria, el objetivo educativo no alcanzado en décadas pasadas, no iba a ser lo suficientemente ambicioso para la Agenda 2030. Ni siquiera sería suficiente si todos los jóvenes finalizaran la escuela secundaria, un nuevo objetivo que pretendía establecer una meta más elevada. En su lugar, todos los niños y adolescentes tendrían que alcanzar también un nivel mínimo de competencia en lectura y matemáticas si quieren estar preparados para el futuro. Según las nuevas estimaciones publicadas hoy por el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) y el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM), solo la mitad de los niños y adolescentes están preparados para el futuro, según esta definición; los sistemas educativos están fallando a la otra mitad.

Combinar la finalización con el aprendizaje nos permite evaluar rápidamente si las y los niños están recibiendo una educación de calidad.  A nivel mundial, encontramos que 514 millones están preparados para el futuro, incluyendo 386 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria (normalmente de 6 a 11 años) y 128 millones de adolescentes en edad de asistir al primer ciclo de secundaria (normalmente de 12 a 14 años). Estas cifras equivalen al 53% de las y los niños en edad de ir a la escuela primaria y al 32% de las y los adolescentes en edad de cursar el primer ciclo secundaria.

Ofrecer una mejor educación es un reto enorme – pero no hacerlo es un desperdicio aún mayor de potencial que amenaza la agenda de desarrollo para las personas y el planeta. Mientras las y los líderes mundiales de la educación se reúnen en Nueva York, invitados por el Secretario General de la ONU para participar en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación el 19 de septiembre, debatirán soluciones para que las escuelas sean ecológicas, conectadas, seguras y saludables. Lo que está en juego, en última instancia, es cómo situar la educación inclusiva y equitativa de buena calidad en lo más alto de la agenda política, en reconocimiento de su papel clave para el aprendizaje y el desarrollo sostenible.

Con el tiempo se ha avanzado, pero no es suficiente

Evaluar si los niños están “preparados para el futuro” implica combinar dos indicadores globales de la meta 4.1 de los ODS sobre la finalización (4.1.2) y el aprendizaje (4.1.1), que proporcionan una instantánea del progreso hacia el ODS 4.

En los últimos meses, nuestra comprensión de las tasas de finalización ha mejorado, gracias a métodos que han combinado múltiples fuentes de datos. Pero los datos publicados por el IEU hoy aportan la otra pieza del rompecabezas: proporcionan las primeras estimaciones de la evolución de las tasas de aprendizaje en las dos últimas décadas. Esto significa que ahora tenemos información para informar sobre la meta 4.1 de los ODS, que pide a los países que aseguren “que todas las niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos” para 2030. Es una manera muy eficaz de resumir la esencia de nuestra agenda global común.

Entre 2000 y 2020 se han producido modestos avances tanto en la finalización como en el aprendizaje, aunque las tasas de progreso difieren según la región y el grupo de ingresos. Y la COVID-19 ha perturbado profundamente la educación, directamente a través del cierre de escuelas y la desigualdad de oportunidades de aprendizaje a distancia, e indirectamente a través de las crisis económicas, poniendo en riesgo incluso estos modestos avances.

A nivel mundial, el porcentaje de niños preparados para el futuro después de la escuela primaria aumentó del 38% al 53% entre 2000 y 2020. Esto se ha visto impulsado por un aumento promedio anual de 0,5 puntos porcentuales en el caso de las y los niños que terminan la escuela primaria y de 0,6 puntos porcentuales en el caso de las y los estudiantes que adquieren competencias lectoras al final de la primaria.

Sin embargo, en África Subsahariana, el porcentaje de niños preparados para el futuro solo aumentó a una cuarta parte del ritmo de progreso mundial. Esto se debe a que, mientras que las tasas de finalización de estudios aumentaron en 0,8 puntos porcentuales al año, las mejoras en la competencia lectora fueron mucho más lentas, ya que solo aumentaron en 0,2 puntos porcentuales al año.

Porcentaje de niños y adolescentes que finalizan, aprenden y compiten y aprenden, 2000-2020

Por región de los ODS

Fuente: Estimaciones del IEU y del Informe GEM.

Por grupo de ingreso nacional

Fuente: Estimaciones del IEU y del Informe GEM.

Los nuevos resultados muestran dónde deben concentrarse nuestros esfuerzos en el camino hacia 2030. Mientras que el 90% de las y los niños y adolescentes de Europa y América del Norte están preparados para el futuro y el 75% de aquellos de Asia Oriental y Sudoriental, menos del 10% de los de África subsahariana pueden decir lo mismo.

Número de niños y adolescentes preparados para el futuro, por región de los ODS

Fuente: Estimaciones del IEU y del Informe GEM.

Estas estimaciones son tan buenas como la calidad de los datos que las sustentan. No deben darnos una falsa sensación sobre la profundidad de nuestros conocimientos. Las grandes lagunas en los datos hacen que algunas de estas tendencias estimadas sean muy tenues y probablemente sean rebatidas una vez que dispongamos de series de datos más fiables sobre el aprendizaje, un lujo que solo podemos permitirnos para algunas regiones.

Al mismo tiempo, establecer una tendencia a largo plazo es un hito necesario para medir nuestra ambición. La tasa de niños y adolescentes preparados para el futuro ha crecido 0,7 puntos porcentuales al año desde 2000. Como presentaremos en un evento paralelo sobre datos y seguimiento el 17 de septiembre, el Día de las Soluciones de la Cumbre, 9 de cada 10 países han establecido sus puntos de referencia nacionales del ODS 4 para 2025 y 2030 para siete indicadores, incluidos los indicadores 4.1.1 y 4.1.2 sobre la finalización y el aprendizaje. Estas metas nacionales muestran que los gobiernos se han comprometido a un aumento promedio anual de 1,2 puntos porcentuales entre 2020 y 2030, de modo que el 63% de las y los niños y adolescentes estarán preparados para el futuro en 2030.

Teniendo en cuenta el retroceso que ha supuesto la pandemia, estas metas nacionales pueden parecer ambiciosas para algunos, aunque puedan parecerlo menos para otros. Pero muestran la disposición de los gobiernos a rendir cuentas de sus compromisos para 2030. También proporcionan una base sólida para dar seguimiento a los nuevos compromisos de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, en consonancia con el llamamiento del Comité de Dirección de Alto Nivel del ODS 4. Por ejemplo, los puntos de referencia sobre la finalización y el aprendizaje servirán para monitorear la iniciativa mundial sobre el aprendizaje básico de la Cumbre. Creemos que los puntos de referencia ayudarán a centrar los esfuerzos de los países para llevar a cabo las transformaciones educativas que necesitan.

Share:

Leave a comment