Basta de excusas. Se debe ofrecer una educación a todas las personas desplazadas por la fuerza

Informe GEM y la Sección de Educación de la ACNUR

Infographic 1 SPA pocos días de la Cumbre Mundial Humanitaria, hemos publicado conjuntamente un documento de política, “Basta de excusas”, que contiene nuevos datos que indican que solo un 50% de los niños refugiados cursan la escuela primaria y solo un 25% de los adolescentes refugiados la escuela secundaria.

Mientras que la gente se reúne para una de las cumbres más grandes sobre las necesidades humanitarias, hacemos un llamado para que aquellos desplazados por la fuerza tengan acceso a una educación de calidad a los tres meses de ser desplazados. Es urgente que los países y sus socios humanitarios y de desarrollo aseguren que aquellos desplazados por la fuerza sean incluidos en los planes y programas nacionales de educación, y que recolecten mejores datos para el seguimiento del estado y progreso de su educación.

Los datos que se tienen indican que, detrás del número promedio global de niños refugiados fuera de la escuela, hay diferencias considerables de un país a otro. Las tasas de matriculación primaria promedian 80% en ciertas zonas de refugiados en Egipto, la República Islámica del Irán y Yemen, pero solo 40% en Pakistán y 50% en Etiopía.

El acceso a la educación secundaria es aún más limitado para los refugiados en muchos países. En el 2014, en Kenia, Pakistán y Bangladesh, menos del 5% de los adolescentes entre los 12 y 17 años de edad estaban matriculados en la educación secundaria. Igualmente, la matriculación en la educación de la primera infancia sigue siendo muy limitada en algunos países; en Turquía fue de apenas un 7% en el 2015.

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No cabe duda alguna que la recopilación de información sobre las poblaciones migrantes es un desafío, e inclusive imposible en algunos casos. Lo poco que sabemos es principalmente sobre aquellos que viven en campamentos, y sin embargo dos terceras partes de los refugiados en el mundo viven fuera de los campamentos, sobre todo en zonas urbanas, donde se sabe aún menos porque no están siendo rastreados por sistemas de información. Los países deben asegurar el seguimiento de estos niños y jóvenes cuando entran en sus sistemas nacionales para que sepamos quienes son, como están progresando y si estamos respondiendo efectivamente a sus necesidades.

De una selección de datos disponibles sobre la situación más allá de los campamentos recibida de los Ministerios, observamos que los niños en edad de ir a la escuela entre los refugiados sirios que están matriculados en ella alcanza apenas el 53% en Jordania y el 30% en Turquía.

Datos fiables sobre las personas desplazadas internamente (PDI) son aún más escasos, pero informes de la Organización Internacional para las Migraciones y del Centro de Seguimiento de los Desplazados Internos indican que su desplazamiento representa una carga enorme para sistemas de educación que de por si son frágiles.

En Nigeria, por ejemplo, los niños desplazados por ataques de Boko Haram en 19 de 42 campamentos no tenían acceso a ningún tipo de educación en junio de 2015. En Irak, solo el 32% de los niños y adolescentes desplazados internamente en el 2015 tenían acceso a algún tipo de educación. En Yemen, solo una tercera parte de los niños PDI en edad de ir a la escuela en la provincia de Lahj estaban matriculados en la escuela.

Las personas ya marginalizadas, como las niñas, a menudo son las más afectadas entre los refugiados. En los campamentos Kakuma en Kenia, en el 2015, solo el 38% de los estudiantes de la escuela primaria eran niñas. En Pakistán, donde el matrimonio infantil y el embarazo adolescente se citan frecuentemente entre las niñas refugiadas, las tasas de abandono de las niñas refugiadas alcanzan hasta el 90%.

Las niñas y las mujeres representan el 70% de la población mundial desplazada internamente y son las más rezagadas en la educación. En Irak, en la provincia de Najaf, el 81% de las jóvenes de 15-17 años estaban fuera de la escuela, en comparación con el 69% de los niños de la misma edad. En zonas urbanas de Afganistán solo el 1% de las mujeres PDI podía leer y escribir, en comparación con el 20% de los hombres PDI.

La educación es esencial para todos los niños y en especial para los niños refugiados que de por sí han perdido tanto. Nuestros resultados conjuntos son la base de cuatro orientaciones políticas principales para los gobiernos y sus socios:

  1. Consagrar los derechos a la educación de las personas desplazadas internamente en las leyes y políticas nacionales
  2. Incluir a los niños y jóvenes desplazados en los sistemas nacionales de educación
  3. Crear opciones educativas aceleradas y flexibles para responder a necesidades diversas
  4. Asegurar una provisión adecuada de docentes formados y motivados

Únase a la conversación #NoMoreExcuses

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