Los gobiernos de los países de ingresos bajos dedican más recursos a la educación, pero se necesitan más fondos para las y los niños que menos reciben

Por Luis Benveniste y Stefania Giannini

La educación no es sólo un derecho humano fundamental, sino también una inversión clave en capital humano que se traduce en crecimiento económico y otros resultados de desarrollo. Mantener escolarizados durante más tiempo a las y los niños de los países de ingresos bajos es una de las mejores inversiones mundiales que pueden hacerse. El rendimiento de la educación, especialmente en los niveles superiores, es mayor en los países de ingresos bajos.

El informe más reciente de Education Finance Watch (EFW) del Banco Mundial y la UNESCO ofrece algunas noticias alentadoras: el gasto público en educación en los países de bajos ingresos como porcentaje del PIB aumentó del 3,2% en 2018 al 3,6% en 2021, en el punto álgido de la pandemia mundial de COVID-19. Aunque sigue estando por debajo de la referencia internacional del 4% del PIB, por primera vez, el gasto público en educación representó más de la mitad de todo el gasto en educación en estos países.

No obstante, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) destinada a la educación, que representa el 13% del gasto en los países de ingresos bajos, se redujo en un 7% y los hogares siguen asumiendo una gran parte de los costos de la educación (más de un tercio).

La ayuda internacional se ha estancado

A pesar de los llamamientos internacionales en pos de una mayor financiación de la educación, el porcentaje de la ayuda internacional destinado a la educación se ha estancado en los últimos años, alcanzando un mínimo del 9,7% en 2013 y 2015, punto al que volvió en 2020-2021. Los donantes, como es lógico, canalizaron el dinero hacia la sanidad durante la pandemia.

Gráfico 1. La educación pasa a un segundo plano: Aumento de la disparidad en la prioridad de financiación con respecto a la salud

Porcentaje del sector educativo en comparación con el sanitario en la AOD sectorial, 2002-2021

Nota: La cantidad es la base de los desembolsos

Fuente: Estimaciones propias elaboradas a partir de la base de datos CRS de la OCDE (2023)

Al mismo tiempo, sólo el 30% de la ayuda directa a la educación entre los diez mayores donantes a países de ingresos bajos de África Subsahariana fue directamente a los países receptores; el resto se canalizó a través de agencias de ayuda de los donantes, ONG internacionales y nacionales, y organizaciones multilaterales.

Asimismo, es motivo de gran preocupación el hecho de que, a medida que los cierres de escuelas inducidos por la pandemia agravan la crisis de aprendizaje, y los gobiernos y los hogares se enfrentan a una inflación constante, una cantidad significativa de la ayuda comprometida para la educación se ha quedado sin gastar: Desde 2017, no se han desembolsado 1.700 millones de dólares en compromisos de ayuda a la educación.

¿Cómo puede emplearse mejor la financiación de la educación?

A excepción de los países de ingresos bajos, el gasto público como porcentaje del PIB disminuyó en todos los grupos de ingresos de los países en 2021.

La cantidad que un país gasta en educación por niño es la medida más directa para evaluar si se dedican suficientes recursos a la educación. Aunque es difícil establecer un punto de referencia para el costo de garantizar una educación de calidad en diferentes países y contextos, las comparaciones son informativas. Desde 2012, el gasto público per cápita ha aumentado en países de todos los niveles de ingresos, pero los países de ingresos altos, en parte debido a la disminución de su población en edad escolar, han mejorado más el gasto por niño (en la impresionante cifra de 1.008 USD por niño) que los países de ingresos bajos (en sólo 14 USD por niño), cuya población en edad escolar sigue creciendo.

Gráfico 2. En 2021, el gasto público en educación como porcentaje del PIB sólo aumentó en los países de ingresos bajos

Nota: Las estimaciones del gasto como porcentaje del PIB incluyen valores interpolados. La interpolación se utiliza para completar los datos que faltan y garantizar una muestra comparable de países en todos los periodos. Fuente: Estimaciones del autor a partir de la base de datos g EFW2023

Es imperativo aumentar el gasto en educación per cápita. Aunque un mayor gasto en educación no conducirá necesariamente a mejores resultados educativos, el aprendizaje es más bajo en los países que menos gastan por niño en edad escolar. Los países de ingresos bajos y medios-bajos muestran variaciones sorprendentes en el cambio demográfico: En los países donde el crecimiento de la población continúa, asegurar una mayor financiación para la educación sobre una base per cápita será más importante, y más difícil. En los países en los que la población en edad escolar disminuye, las posibilidades de invertir más en la educación de cada niño ofrecen oportunidades para aumentar los resultados del aprendizaje sin alterar las cuentas.

En un clima actual de inflación creciente, de elevados índices de deuda en relación con el PIB en muchos países y de disminución de la AOD, en particular la destinada a los países de ingresos bajos, orientar el gasto en educación hacia los niños que actualmente reciben menos es el siguiente paso imperativo y urgente. De este modo, se podría mitigar la pérdida de aprendizaje relacionada con la pandemia, ayudando a construir las habilidades fundamentales necesarias para hacer crecer el capital humano y sostener las economías en el futuro.

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