La meta 4.7 vincula explícitamente la educación a la agenda de desarrollo sostenible en general e incluye el enfoque transformador de la educación en relación con otros ODS. Hace un llamado a que se integren ciertos temas clave en los contenidos curriculares, las prácticas de enseñanza y la evaluación, y a que se les dé mayor importancia en la planificación de políticas, incluso si estos objetivos representan un desafío en términos de seguimiento.

El indicador global para el seguimiento de esta meta analiza a qué medida la educación para la ciudadanía mundial, la educación para el desarrollo sostenible y la igualdad de género se incorporan en las políticas nacionales de educación, en los contenidos de los planes de estudio, en la formación de docentes y en la evaluación de los alumnos. El indicador global refleja el hecho de que la comunidad internacional ha reconocido la importancia del seguimiento del contenido de la educación. Esto es positivo, ya que alentará a los países a reflexionar sobre lo que se enseña en las aulas, y cómo se enseña, en lugar de solo tomar en cuenta en el número de estudiantes matriculados en, o que terminan, un ciclo educativo.

Sin embargo, no queda claro cómo se recopilará y comunicará esta información a nivel nacional y mundial. El mecanismo propuesto actualmente para el seguimiento del progreso hacia la meta 4.7 es el auto-seguimiento por los Estados Miembros de la UNESCO en relación con la aplicación de la Recomendación de 1974 sobre la “Educación para la Comprensión, la Cooperación y la Paz Internacionales y la Educación relativa a los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales“. En el pasado, el valor del seguimiento de esta información fue socavado por tasas de respuesta bajas y por una calidad de rendición de informes desigual. Los informes de los países deben ser complementados por un enfoque más sistemático y riguroso de todas las dimensiones del indicador global, y de la meta.

El Informe GEM 2016 presenta diferentes tipos de evidencia en relación con el indicador global. Por ejemplo, se ha desarrollado un protocolo de codificación para analizar la prevalencia de términos pertinentes en los marcos curriculares nacionales y en los materiales curriculares correspondientes. En colaboración con la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO, el Informe GEM analizó más de 110 marcos curriculares nacionales de la enseñanza primaria y secundaria en 78 países entre 2005 y 2010. El análisis se centró en cinco áreas temáticas de la meta 4.7: los derechos humanos; la igualdad de género; la paz, no violencia y seguridad humana; el desarrollo sostenible; y la ciudadanía mundial/interconexión global.

Estos análisis mostraron la medida en que se hacía hincapié en los términos clave relacionados con los cinco temas en los marcos curriculares de los países (véase a la izquierda).

Los resultados indican que las menciones en relación con el primer tema sobre los derechos humanos son las más prevalentes; términos tales como “derechos” aparecen en el 88% de los currículos nacionales, “democracia” en el 79% y “libertad” en el 54%.

Además, más del 80% de los países incluía al menos un término relacionado con el desarrollo sostenible. Los términos más comunes fueron “desarrollo sostenible” (73%), “ecología” (55%) y “educación ambiental” (47%). Términos clave como “sostenibilidad social y económica” y “educación para el desarrollo sostenible” aparecían en menos de una tercera parte de los planes de estudio.

Si bien casi todos los países incluían al menos un término relacionado con la ciudadanía global en sus planes de estudio, el número de términos mencionados y la frecuencia con la que los países hacían referencia a ellos eran más limitados. Los resultados mostraron que aproximadamente la mitad de los países incluían términos como “globalización” (51%), “multiculturalismo” (49%) y “ciudadanía global” (42%); mientras que solo el 10% incluían conceptos tales como “la desigualdad mundial” y “el pensamiento global-local”.

Asimismo, la igualdad de género es menos prevalente en los currículos nacionales: menos del 15% de los países integraban términos clave como “empoderamiento de género”, “paridad de género” o “sensibles al género”, mientras que la mitad mencionaba la “igualdad de género”.

Este tipo de seguimiento del contenido de la educación está destinado a complementar las reflexiones sobre estos temas en los libros de texto, los cursos de formación docente, los elementos de evaluación y las políticas. Mientras que el nuevo análisis abarca muchos más países que cualquier estudio anterior, se incluyeron menos de la mitad de los países del mundo. La disponibilidad limitada de información actualizada sobre los contenidos y las políticas curriculares dificulta el seguimiento del contenido de la educación a más grande escala.

Recomendamos que se desarrolle un nuevo mecanismo mundial para el seguimiento del contenido de los currículos y libros de texto para ayudar a medir el progreso hacia esta meta. Esto requeriría una estrecha colaboración entre los ministerios de educación nacionales y las organizaciones regionales o internacionales para asegurar que la calidad de la información sea buena y que el proceso sea encabezado por los países. El mecanismo también podría cubrir otros aspectos de las políticas nacionales, incluyendo los programas de formación docente y las evaluaciones del aprendizaje. Es un paso esencial si queremos saber más acerca del tipo de cosas que los niños están aprendiendo en la escuela cada día, y tener una indicación del tipo de valores que podrían llegar a inculcar en ellos al finalizar la escuela.